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CARLOS TERAN ZENTENO O EL CANALLA MAS GLORIOSO

Author: Teodoro Albornoz /

No es título de película, ni de novela de Cow Boys. Es el nombre y apellido de un clérigo infame e infamador que para castigo de Cuenca, lleva doce años de flagelar sádicamente la honra de todos los cuencanos.

Se ha adjudicado el dictamen de héroe de la dignidad, de representante del idealismo, de defensor exclusivo del pueblo y otras zarandajas en las que ni él mismo cree, pero que le sirven para engañar a incautos adinerados que le obsequian fuertes sumas, con las que el clérigo degenerado se limpia sus odios ensuciando a todo el vecindario.

Terán Zenteno es sinónimo de embriaguez, de latrocinio, de desvergüenza, de cinismo, de incesto, de sadismo, de masoquismo. Terán Zenteno es la estatua de la infamia, alzada sobre el pedestal de todos los vicios, de todos los crímenes, de todos los pecados capitales. Terán Zenteno es el mal en potencia y en germen, es el prostituidor de varias generaciones de morlacos. Muchos años pasarán para que los males de Cuenca dejen de tener su raíz en este clérigo réprobo, en este sacrílego contumaz, en este apóstata disfrazado. Nuestros nietos serán pecadores por el pecado de este glorioso canalla.

Sinónimo de embriaguez: todo el mundo conoce la historia de sus borracheras brutales y plebeyas. Todo el mundo sabe qué bebe y con quienes bebe.

Sinónimo de latrocinio: robó los primeros, los segundos y… probablemente robará los terceros talleres de Diario del Sur. Se nos ha dicho que está corriendo a Roma para evitar que los capitalistas le tomen cuenta del último engaño… Y no sólo el honrado roba, sino los demás honrados de la familia: Miguelito, el beato y comulgador Miguelito, ha desfalcado todo el presupuesto de la Quinta agronómica en dos años… y si no hubieran sido solamente S/ 60.000 los de este presupuesto, de seguro que la honradez de la familia Terán hubiere sumado un desfalco mayor.

Sinónimo de desvergüenza: no hemos visto los cuencanos pasear la inmunda figura, vestida de negro, manchada con grasa y con restos de aguardiente? No vemos a diario la cara del beodo, desafiante y estúpida? No leemos cómo cada día se jacta de sus calumnias, de sus oprobios, de sus sandeces? Ensalzar la propia imbecilidad es una prueba concluyente de desvergüenza. Y todavía, escudado en su irresponsabilidad psicológica hoy judicialmente comprobada, rete a todo el mundo y colma a los demás con lo que a él le sobra?

Sinónimo de incesto: Basta releer Bajo la Sombra del Vampiro. Y basta leer las declaraciones que el padre del héroe hizo en el juicio de imprenta que se siguió contra… nadie. Allí en esas declaraciones Carlos Terán Castro dice textualmente: “El único que pudo haber escrito la hoja volante del vampiro es el Nicanor Aguilar, porque era el único hombre que sabía las intimidades de mi hogar” A confesión de parte, relevo de prueba.

Sinónimo de sadismo: no siente placer, el canalla, de azotar la honra del prójimo para refocilarse en sus vicios? Todo el mundo sabe que el placer de azotar la honra ajena concluye con una bacanal. Cada vez que insulta hasta hacer sangrar al prójimo, ingiere aguardiente en forma desaforada. Y es de sospechar que el mayor placer en el instante de sus lujurias, le cause la sangre de los prójimos escarnecidos…

Sinónimo de masoquismo: no solamente recibe placer en flagelar a los demás, siente orgullo casi de sátiro, cuando los demás le encarnecen. Busca, busca incesantemente el escándalo, el escarnio, la infamia, y cuando todo esto le cubre, se goza sintiéndose el hombre fuerte, el único hombre capaz de hacer esta clase de conmociones. Y lo peor es que repite la experiencia, ama verse ensangrentado y ver la cara persecutoria de algún prójimo encolerizado. También es de sospechar que, en los instantes del orgasmo, le agrada infinitamente sentirse escarnecido…

Pero hay más: el glorioso canalla vive en un estado habitual de sacrilegio, vive hundiendo a Dios en su pocilga, vive sumiendo al Sacramento en la más nefanda y pútrida de las sentinas. Y por eso, desde ahora, la voz del pueblo que es un reflejo de inconciencia moral, le llama réprobo….

JUDASLANDIA Y EL ARTE DEL GALIMATIAS


Por esta vez nos colocaremos en el sitial del crítico literario, con la sana intención de echar un poco de luz sobre un capítulo de la vida de Judas. Los títulos de los libros no pasan inadvertidos para el observador actual, desde que la escuela psicológica moderna nos ha enseñado las revelaciones que a través de las palabras realiza, impensadamente, el caos de la subconciencia. Cada vez que tratamos de aclarar algunos misterios de la producción literaria, en relación con el sujeto productor, bajemos un momento al subconsciente y encontraremos el sentido auténtico de las expresiones gráficas.

Esto vamos a hacer con Judaslandia. Qué tal título, parece de orgía decadentista, sin embargo de que el autor se precia de atildado y conservador de los encantos del idioma de Cervantes. Judaslandia, que estupenda revelación de la eterna orgía del autor que inventó la palabra en una noche de insomnio y remordimiento. El alma del autor está copiada en el vocablo: Judaslandia, tierra de Judas, desierto de la traición, aridez de la felonía, o sea lo que en realidad vive en su interior el sacerdote autor de Judaslandia. Ni el mejor fotógrafo hubiera copiado tan exactamente la desgarbada figura de Terán Zenteno.

Judas, de ahí el nombre de este ser. Judas, he ahí su destino…Judas…Judas…Judas… Y mientras camine por la tierra, los cardos y las piedras le gritarán Judas, llevándole el compás, dándole el ritmo a su infamia, como el cómitre daba en las galeras el compás a los músculos de los criminales condenados a remar para que otros viajen. En el caso de Terán ocurre igualmente: el pobre vivirá sometido al tormento de remar para que otros lucren.

Judaslandia: tierra de Judas, tierra de Terán Zenteno, tierra que dejó de ser de la paz y de la piedad Eucarística, y se ha convertido en feudo del odio, en huasipungo de la calumnia, en posición exclusiva de un clérigo vil, que a diario nos tienta con sus sandeces de borracho…
Pero nuestro propósito fue hablar de Judaslandia. Volvamos a tan curioso libro que es la mejor confesión y la mayor confusión. Si el único libro que Terán Zenteno ha alcanzado a publicar, y en el cual está la suma enciclopédica de su ciencia, lleva el nombre de la traición y de la contradicción, qué mucho será que, cuando lo leemos encontremos en él la más indigente amalgama de teología anticuada, de historia retorcida a capricho, de exégesis bíblica antojadiza, de doctrina heterodoxa, de literatura de mal gusto, de hechos y pensamientos casi todos trasladados de libros ajenos. Qué mucho es que hallemos tales cosas, si el libro lleva el nombre de la traición y de la contradicción?...

En este libro Terán Zenteno ha derrochado toda su sapiencia infusa, la única sapiencia que trajo al mundo, pues desde antes hasta después de la mencionada publicación, no hemos leído ni escuchado nada nuevo al valiente morador de Judaslandia. Es que en esta tierra de Judas no hay sino un habitante, el autor del libro, y por eso Terán Zenteno y su ciencia se reducen a tan poca cosa, ya que es bien sabido que en los países sin contacto con otros países, los hombres tienen estrechez mental, y cuando han llegado de tierras fecundas, pronto pierden el dote intelectual que trajeron. De manera que aún bajo este aspecto, Judaslandia y su único habitante merecen detenido estudio psicológico.

Hemos leído tres o cuatro veces Judaslandia, y vaya si esto no es trabajo, habiendo en este tiempo cosas tan útiles de leer en nuestra literatura nacional y en nuestra literatura regional. Después de la fatigosa lectura de Judaslandia, apenas hemos conseguido descubrir que la obra de Terán Zenteno, resulta un egregio galimatías. Si no resultare trágico diríamos de este libro lo que L.F. Borja dice del pensamiento de J.M. Velasco: Es la epopeya del champús. Judaslandia constituye el más desenfadado reto que se haya lanzado a la intelectualidad de Cuenca, después de las Meditaciones de Matovelle y de los vigorosos y profundos estudios de Luis Moreno Mora.

Sabemos que hay una crítica del P. Espinosa Pólit acerca de Judaslandia. Cómo desearíamos conocerla para rectificar nuestro criterio…



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