Amigos

CARTAS DE ALGUNOS PERSONAJES

Author: Teodoro Albornoz /

A
VICTOR MANUEL ALBORNOZ





Guayaquil, 2 de Diciembre de 1914
Sr. D. Víctor M. Albornoz
Cuenca


Muy señor mío:

Recibí su atenta carta del 11 del mes próximo pasado, y le agradezco que me haya tomado en cuenta para la colaboración de su revista “Hacia el Ideal”, que, según Ud., “aspira a ser exponente de la más alta intelectualidad ecuatoriana”.

Leí el ejemplar que se ha dignado enviarme, y sinceramente le felicito por la generosidad del empeño y el lucimiento con que se anuncia.

Fatigosamente dedicado a trabajos que nada tienen qué ver con la literatura, apenas tengo tiempo para ocuparme en cosas del Arte. Sin embargo, procuraré complacer a Ud. cuanto antes enviándole algunas cuartillas que, si sus compañeros las encuentran aceptables, pueden ser publicadas en las páginas de la nueva revista. ¡Corran tiempos de desentumecimiento y regeneración para las letras azuayas, que en ello iremos ganando todos!

Aprovecho la ocasión para suscribirme
de Ud, atto. y S.S.

(f) Manuel J. Calle


Cuenca Julio 3 de 1921
Sr. Dn. Víctor M. Albornoz.
Pte.

Mi querido amigo:

Con mucho placer he leído Ojos en éxtasis, inspiradas poesías de Ud. que acrecientan los merecimientos del autor, engolfado hoy en las regiones de una piadosa estética que delicadamente espira en las íntimas expresiones de alma que así encadena a la poesía con Dios:
“Me diste la poesía:
para que fuese la escala
que contigo me uniría”

Y a esa unión tiende la tierna piedad de su poesía, y con tal prestera, que anhela sea la vida consagrada a Dios una anticipada gloria de la eterna.- “¿Por ventura te alabará el polvo o anunciará tu verdad?” –cantaba el arpa de David (Sal. 29).- Con análogo espíritu dice usted al Señor =

“Pon en mi boca fúlgidos carbones,
trueca en antorcha esta mi lengua impura
para que pueda alzarte mis canciones
desde el fondo sin luz de mi amargura.

“Señor, Señor, no esperes todavía
el mirarme vestido de gusanos
a que me vistas con la luz del día!”

Y vestido de luz viene su libro, cuya introducción termina con este como hermoso exvoto de la lira:- “Dios- para quien es pequeña la amplitud de lo creado—suele permitir que se le aprisione con hierros de humildad en las borrosa paginas de un libro.”

Y así. en plena florescencia de poesía y de vida, matízanse en sus versos delicadeza de sentimientos, aspiraciones a lo inmortal, todo ello dentro de una artística forma.

Senda de flores se ha abierto Ud. para sus pasos con este libro. Si la severidad de su criterio de varón la menosprecia en la economía de la vida, no ha advertido Ud. que deja plantado el laurel de su corona en, Ojos en éxtasis, a despecho del primer verso de esta estrofa suya:

“No trates de encontrar senda florida,
y solo anheles que, al plantar tu tienda,
tengas el lauro de tu propia vida”

¡Que este triunfo de hoy preceda a otros debidos a su feliz ingenio!

Su afectísimo amigo

(f) Honorato Vázquez





Cuenca, 2 de mayo de 1917.
Al señor don
Víctor M. Albornoz
Ciudad.

Distinguido señor y amigo:

Su carta de 28 de abril último concebida en términos honrosos para mí, he guardado con religiosidad entre las coronas que me ciñeron la fortuna ciega y la misericordia dadivosa. Usted, que pontifica, puede consagrar; de ahí que su aplauso signifique para mí un presagio de gloria, talvez la gloria misma. Gracias mil, noble amigo, por esa bondad. Si la generosidad constituyera blasones, ya tendría en las líneas de su carta lo mejor de mi heráldica literaria.

No he tenido ninguna pretensión con “SÍNTESIS SUPREMA” Copié cuadros vulgares de la vida, nada mas. El lírico ha de reflejarse en su canto. He vivido mis estrofas; pero las he vivido intensamente. Si algo valen, que se acuse tal valor al mérito de la realidad. Ni he seleccionado siquiera. Para qué?.. Por siempre la vida es buena para el arte….Hasta en el dolor de una Amada que nos olvida fatalmente….Duda usted? Y, sin embargo, ELLA, temblando de amor, ya mató el hambre de besos que helaba mi juventud borrascosa, triste y loca…

Las ideas estéticas de Ud., me servirán de norma en este variar de las tendencias. Hasta que un día se habrá resuelto el problema que me planteo: La gloria, girón a girón, o el olvido, en un solo trago….

Acepte mis reconocimientos, y crea en el afecto de su servidor q.b.s.m.

(f) Remigio Romero y Cordero.




Guayaquil, 16 de Oct. De 1940.

Sr. Dn
Víctor Manuel Albornoz,
Cuenca.


Buen amigo:
Como ofrecí, escribo.

Varios días pasados en Guayaquil hay entre nosotros sin noticias.

Aquí he hecho de todo: he trabajado, he tenido días largos de larga pereza, he leído, he escrito, he amado. Hoy estoy con la pena de una despedida romántica: la niña amiga se me queda, yo me iré mañana. ¡Cosas de viajeros! Es menester acostumbrarse a decir adiós a unos besos, con la seguridad de que en cada recodo del camino hay quien sustituya los besos perdidos. Pero siempre duele.
Recién sano de un ojo que me rompieron en batalla campal. Yo rompí dos. Es el único incidente bélico apuntado en mi hoja de servicios desde hace cinco años. ¡Bienhaya por su novedad, que ya se me estaban olvidando estas cosas!

Hoy escribo a todos los amigos de Cuenca. A casi todos, mejor dicho, pues algunos se me quedan para un poco después. Si ya salió la Revista Municipal, le agradeceré enviármela a Quito. si tarda mas o menos 15 días, al Hotel Regina en Bogotá. Y si tarda mas de eso, al Consulado de Chile en Caracas. (En Quito, me olvidaba decirle, hospedareme en el Majestic). Mucho le agradeceré el envío. Y que no se le olvide, por favor, mi solicitud de enviar un ejemplar a mi hermano, el Ing. Oscar René Lindo, en San Salvador. El ha cambiado de dirección. Ya no tiene la misma que le dejé apuntada. Hoy vive en la Quinta Calle Poniente # 10.

Gracias por su diligencia en este sentido. Y como yo parto mañana de Guayaquil y muy pronto del Ecuador, me despido de Ud. y quedo esperando carta suya.

Estrecha su diestra, con afecto,

(f) Hugo Lindo




Quito, a 3 de Mayo de 1948.
Al Sr. D.
Víctor Manuel Albornoz
Cuenca

Ilustre y querido Víctor Manuel:

Hasta mi retiro de Pelileo, a 20 kilómetros de Baños, donde he vivido cuatro meses, me llegó la circular de tu secretariado, referente a la próxima Fiesta de la Lira. He de serte franco y decirte que el envío de la circular no me agradó. Lo soy el fundador –con A. Moreno Mora y con C. Cueva Tamariz—, de aquella Fiesta, de la cual se me ha apartado sistemáticamente durante 29 años ya. Hoy no soy un muchacho a quien halague vencer en un concurso casero, ni menos he de ser maestro en gay saber, entre aquellos maestros doctorados por la prodigalidad del Consistorio… Sin embrago, he de ser franco y decirte también que, si me han resentido cuencanos, no me ha resentido Cuenca, he resuelto presentarme tanto en el tema libre como en el tema nacional, sin aspirar, desde luego, a premio alguno, ya que acudo a fuera de concurso».

Mi actitud quiere ser el prólogo que yo mismo ponga a mi poema llamado Mayio, que a Cuenca está dedicado y que talvez logre imprimir un rumbo nuevo a lo tradicionalista, dentro de la literatura regional azuaya.

Dicho lo que antecede, el objeto principal de esta carta es hacerte saber que te he elegido para que escribas al frente de mi Mayio no un estudio acerca de mí ni mi elogio, sino el estudio mas completo sobre la literatura regional azuaya, con el inmenso talento crítico y con la vasta erudición de que dispones. Cuenta, para ello, con 50 páginas, por lo menos: este espacio, en letra apretada y menuda, casi puede servirte para una monografía, relativamente cabal, sobre tan noble tema.

Me pareciera bien que partieras de Sábados de Mayo… Sobre todo hay que dar a Moreno, a Vázquez, a Crespo Toral, la inmensa justicia que tan altos espíritus reclaman… Hay que levantar monumentos de gloria a Alfonso Moreno, a Juan de Tarfe, a mi hermano Rapha… No hay que dejar que cubra el olvido a mi padre, a Octavio Cordero, a Jesús Arriaga, a Matovelle , a Arízaga, a Calle, a Peralta…Hay que demostrar que no están muertos los Cordero Dávila, César Dávila Córdova, Miguel Angel Moreno, Burbano, Cuesta, etc…Y hay que batir palmas por la aparición de Dávila Andrade y de Noboa Arízaga…

Durante Mayo, permaneceré en Quito, para hundirme de nuevo en mi retiro. Aquí daré la última y definitiva mano a mi poema. La Quiteida está lista para la imprenta. Allí es de los mas perfecto, sin duda La Cañariada, o sea la destrucción de Tomebamba por Atahualpa. Quisiera, en verdad te digo, que no estuvieran muertos muchos de nuestros muertos, para que oigan como canta a Cuenca acaso el mas cuencano de todos los cuencanos.- A mediados de junio te irán los borradores de Mayio… No escribo Mallo, como sería mejor el grafismo, porque Mayio reproduce completo el fonetismo de este derivado quichuaizante que, del bellísimo nombre María, hacen las gentes en cuya comarca vivió, ha mas de 30 años, mi poema…

En lo demás, tu dirás si crees conveniente que vaya a la Fiesta de la Lira… Para los amigos un abrazo: especialmente, para Vicente Moreno, Negro Arízaga, Roberto Crespo, Pancho Salazar y Abelardo Andrade…

Me olvidaba decirte que irá, en el tema nacional, mi poema Buestán. En el tema libre, no sé aún cual escoja: acaso un Himno al Sol, que nada tiene de franciscano.

Te abraza

(f) Remigio Romero Cordero.













Guayaquil, 28 de Junio de 1.940

Señor
Víctor Albornoz ,
Escritor,
Cuenca, Az.=

De mi consideración:

Creo que puedo entrar de lleno a tratar acerca del asunto que particularmente me interesa, barajando exordios, pues el doctor Andrade y Cordero me dice que ya me ha hecho el honor de presentarme a usted y anticiparle mis deseos.= Quiero, como ya está usted informado, escribir una biografía novelada del mariscal José de Lamar y Cortázar con un, para usted, declarado sentido de defensa; ya que tengo el convencimiento de que es nuestro deber, incluso de patriotas, en exaltar esa gran figura nacional y lavarla de lodo colombianizante. Desde mi puesto de realista, yo estaré dispuesto a contribuir a la obra mayor.= ¿Podría, usted, ayudarme, darme una orientación de labor? ¿Querría usted escribirme?= No quiero ser mas extenso en esta primera comunicación: deseo conocer su aprobación al punto de vista y la línea que se insinúe.

En semejante sentido, estoy escribiendo por este mismo correo al señor Ricardo Márquez.

Aprovecho esta oportunidad para ponerme a sus enteras órdenes como obsecuente amigo y s. s.



(f) José de la Cuadra.

Casilla 327






0 comentarios:

Publicar un comentario