Amigos

Voces de sinceridad y altivez

Author: Teodoro Albornoz /

He aquí a lo que se reducen nuestros exponentes de cultura literaria: a lo que no demuestra ninguna cultura y antes bien una enorme superficialidad: a versos, a versos y a versos.
Esta juventud—a la que pertenecemos- es sobrado pretenciosa e ignorante en demasía. Tanto se nos ha hablado de nuestro talento que, echando a espaldas el sarcasmo, sólo pusimos delante de los ojos la lisonja, como un espejo fementido que nos mintió ser narcisos. Y no tenemos más que el loco amor a nosotros mismos. Y hemos de morir en él. Y ni siquiera quedará la ninfa Eco gimiendo las tristezas de su alma: nuestra voz no tendrá más eco que el silencio.
La fatuidad nos ha vertido gotas de vela de esperma en los ojos, y queremos darnos el trabajo de entreabrirlos. Sólo tenemos boca de inepcia. La biblioteca no es útil; leer libros, pedantería; estar al tanto del movimiento intelectual de otros países, necedad grande. Nada que salga del nivel de lo vulgar nos interesa. Queremos que todo sea normal: hasta la inteligencia.
Aparentamos saber mucho, y no conocemos aún la literatura de nuestros contemporáneos, ni de aquellos que se nos codean por las calles.
Creemos haberlo profundizado todo porque hemos leído el Libro del Corazón, y así podemos charlar las letras cuando estamos de jolgorio en casa de la vecina fácil, o de no con el criado y hasta con la cocinera.
Somos eruditos ya que nos sabemos de memoria unos cien versos de Julio Flórez, entendiéndose que ellos no son precisamente el Idilio Eterno o algo así. No; versos eróticos, con palabras que suenan bien en oídos mujeriles: aquellos que aprendimos, con la copa en la mano, la noche de serenatas.
Sólo oímos el ruido del mar cuando colocamos la oreja en el intersticio del caracol. De oídas vivimos. Si nuestro padre fue un idiota, lo olvidamos; si un sabio, halla desprecio. Y la indiferencia para todos.
Los imbéciles valen más que nosotros; ellos tienen manos de trabajo; nosotros un cerebro podrido de no haberse usado. Para ellos los gajes del mundo, el pan de la boca, la alfombra a los pies, el insulto en el oído, y la espina se hincara en el pie si es que anduviéramos.
Ah! Esos hombres que pasan bajo nuestros balcones supieron de la fama. Quiénes son?: José Peralta; ¿cuántos envidiosos y enemigos lo insultaron? Manuel J. Calle; sólo se recuerdan sus diatribas. Honorato Vázquez; qué gentil cortesía para el aristócrata y el obrero. Julio Matovelle; las beatas son dueñas de sus motetes. Rafael Arízaga; el carbón que pregonaba su nombre en las paredes se va borrando. Y ese otro?: Remigio Crespo Toral, el primer poeta del Ecuador. Quién sabe que es autor de Mi Poema, un libro muy bonito, con versos a la Virgen y con estampas, pero qué lindas estampas. Lástima que tengamos mala memoria y no logremos recitar fragmentos de “España y América”; lástima que seamos tan necios que no hayamos leído las Leyendas de Arte o los Idilios del Sepulcro. Y crítico hay que ignora la existencia de esa admirable Epístola a Claudio, de corte netamente clásico y que es de lo más correcto que ha producido el númen de Crespo Toral.
Y más allá, océano sin riberas. Y nosotros que no sabemos nadar? Qué obligación tenemos de conocer a los Marchán, los Salcedo, los Corral, los Parra, los Escandón? ¿Poseemos, por ventura, un ejemplar de la Educación Cristiana de la Juventud de ese erudito que se llamó Cornelio Crespo? Y la labor de Luis Cordero, ya que no la de Vicente Cuesta? Bah! Cuánto nos apena gastar unos reales en un libro de Federico Proaño ¡a nosotros que tenemos las obras completas y en edición de lujo, de Ibo Alfaro y Paul de Kock!
Federico Proaño ¡ese que, al decir de Montalvo, esgrimía la pluma de Cervantes y de quién muchos no sabemos ni el lugar donde nació Federico Proaño! De quién debiéramos enorgullecernos aún más, mucho más, que de ese fraile portentoso en su tiempo, el de pequeño cuerpo y grande nariz que fue Vicente Solano…
Pero no; sólo sabemos hacer versos, por estar ahitos de prosa. Y toda economía de dinero váyase al impresor para ver nuestro nombre al frente de un ridículo folleto de tres o veinte páginas. O de no, por barato y cómodo, preferimos el periódico, donde junto a un aviso de venta de sardinas está la noble tarea de nuestra lira de oro, así es de pesada. Lira! Y aquí de nuestra pretensión. Mucho fuera saber juntar los labios y producir el son en la chirimía.
Dichoso el que pudo tañer el órgano peor que un maestro de capilla.
Y todos estamos orgullosos de saber tocar el piano de manubrio. Y hay quien lo toca por nota.

*
* *

Verdad que nosotros no tenemos la culpa de todo; la tienen otros: aquellos que nada nos enseñaron, sino es la ruta equivocada que bajo el sol proseguimos; aquellos que nada nos enseñaron, sino son las habilidades del circo, el vuelo del cóndor de mentirijillas; la danza de la cuerda floja. Ellos, los titulados maestros.
Maestros ¿y por qué?
Nosotros—podemos decirlo con altivez- nos debemos al propio esfuerzo, a la íntima locura de nuestros corazones ardorosos y cerebros ávidos de vigor. Y así somos raquíticos, enfermizos y desgraciados. No hemos contraído ninguna deuda de gratitud, y quien tenga la alabanza en los labios es porque tiene el servilismo en el pecho. Los lacayos galardonen al amo, los eunucos al sultán. Trocillo de cristal de roca antes que masa de pantano.
Dónde nos hemos formado? Si alguna vez funcionan Academias de enorme insubstancialidad es para darse el gusto insulso de leer durante hora algo que era pasto de polillas y que al amor paternal conmoviera ver así. Mas nunca por afán de enseñanza o mecenismo. Y después de todo ¿para qué nos sirvieron esa necedades de Cenáculo sin Espíritu Santo?; para ver el ojo avieso, escrutador y falaz del eterno Judas clavándose, como dardo envenenado, en la reputación del bueno. Y además, para tener el estigma de haber estado en las mismas bancas de palo donde se sentaron aquellos firmadores de aquellas composiciones; para hoy dar carne fácil al diente agudo de más de un estúpido que fue nuestro compañero!
Ah! las viejas luciérnagas! Brillan con esplendor de farol de fiesta campesina dando culto a las santas creencias. Bien: Dios les dio lo que tienen y son agradecidos. Pero para ser buen cristiano se necesita encender velas lo mismo que dar centavos para erección de iglesias. Ah! los avaros! los miserables! las viejas luciérnagas! Mejor es el fósforo humilde que enciende el farol, mejor el pródigo que da la limosna.
Maestros ¿dónde? ¿cuáles?
El supremo egoísmo nos dio sus palmetazos con la vieja palmera erizada de tachulas; su voz acre y disgustada fue la única que resonó en el Colegio; su escupitajo asqueroso fue el que nos contagió la tuberculosis en que nos agotamos; su mano espectral la que nos quita el libro prestado, la que nos empuja, la que nos rempuja a la calle para ser vergonzantes y ruines.
Maestros? Sí, el supremo egoísmo.
Nada debemos a nadie. Estos padres desnaturalizados hasta las alas nos destrozan a fuerza de picotazos.
Los jóvenes de ahora somos ignorantes y embaucadores, pegados de erudición a la violeta. Y que! Ellos tuvieron la culpa, falsos hierofantes que nada nos enseñaron porque ¡boca de verdades! Fueron más ignorantes y embaucadores que nosotros. No sabemos leer porque ellos tampoco lo supieron; escribir sí, y versos, y versos.
Entonces algo debemos a los titulados maestros: este desdoro de hacer versos. Quiá! ni eso: debemos a la ociosidad a que se nos obliga. Ya que no un maestro, hemos tenido un profesor que nos enseñó todo lo malo e inútil: el ocio.
Y así vamos, muy satisfechos y orgullosos, tañendo el piano de manubrio. Y versos, versos, y más versos.
Los sabemos por nota.

VICTOR MANUEL ALBORNOZ.

“LETRAS” Cuenca. MCMXVI

Viena y Marzo 26 de 1916.

Author: Teodoro Albornoz /

Al Sr. Dr. Manuel M. Barahona.

Cuenca.

Señor de todo mi aprecio:

Con singular fineza se ha dignado Ud., sabedor de la “íntima y sincera amistad” que me ligaba al Sr. Dr. Rendón, participarme su fallecimiento. Doy a Ud. por tan delicada atención mis más cordiales y expresivas gracias, mientras presa de honda aflicción, rindo al inmejorable amigo el último tributo de mis oraciones.

¡Que el Señor le dé cuanto antes su gloria!

Veo por los recortes que se ha servido Ud. incluírme, los honores tributados allí a la memoria del ilustre finado. Nada más justo.

Mas por grandes que éstos fuesen o más tarde lo sean, jamás sobrepasarán los méritos encumbrados de quien, como ciudadano, como pensador y como cristiano, supo elevarse en foro y cátedra, en lira y prensa, inmensamente sobre el vulgo y mantener siempre radiante el peculiar brillo de la magnífica pléyade literaria de que formaba parte.

Su ocaso tiene que ser tan funesto para las letras americanas como el de Borrero, Moreno y Cordero, aquellos astros del cielo azuayo, cuyo eclipse lloré en mis últimos días de Cuenca.

Para mí personalmente, es un duelo como de familia, hondo y amargo, por la estrechez y lealtad recíprocas que, desde que nos conocimos hasta ahora, caracterizaron nuestra amistad, al través de cinco largos lustros, a despecho de la distancia y no obstante las diferencias de profesión y edad.-

Es un lenitivo en este dolor el saber que Ud. se ha encargado de reunir, copiar y ordenar todos los manuscritos, numerosos ciertamente del egregio difunto, para que puedan oportunamente publicarse. Ud. se hace así acreedor de la gratitud mía y de la Literatura ecuatoriana.

Agradézcole asimismo por los datos, y más aún por la fotografía y el epitafio del querido amigo que bondadosamente me ha remitido Ud. Cúando y cómo podré utilizarlos, aventurado sería predecir en las actuales circunstancias de Europa…

Renovándole la expresión de mi reconocimiento, me pongo sinceramente a la disposición de Ud., le ruego haga entregar la adjunta a su destinataria y me crea su obsecuente y adictísimo S. y Capn.

Fr. Vicente Ma. Caicedo, O. P.

Vida y obra de Víctor Manuel Albornoz, datos propios.

Author: Teodoro Albornoz /

Víctor Manuel Albornoz Cabanillas nació en el Perú el 23 de Marzo de 1896. Fueron sus padres: Don Rafael Albornoz Freile y Doña María Cabanillas Olascoaga de Albornoz.
Antes de entrar en la Escuela, de seis años de edad leía y se adiestraba ya en la escritura, debido al principio educativo que le dieron sus padres y sus hermanos mayores.
Ingresa a la Escuela y una vez terminados allí sus estudios, recibe la instrucción secundaria en Cuenca, los tres primeros años en el prestigioso Colegio Seminario, de 1907 a 1910; pero habiendo prohibido el Gobierno ecuatoriano que ese acreditado plantel siga funcionando, pasa al Colegio Nacional “Benigno Malo”, en donde cursa sus tres años últimos, esto es de 1911 a 1914.
Apenas concluye sus estudios secundarios funda en 1914 la Revista Literaria mensual intitulada “Hacia el Ideal”, que fue acogida con beneplácito en el Ecuador, habiendo sido el primero en alabarla el eximio periodista azuayo Don Manuel J. Calle. Dicha Revista apareció con profusión y aplauso durante dos años.
Desde entonces, Albornoz colabora en los principales periódicos y revistas de diferentes lugares del Ecuador.
Habiendo adquirido una imprenta, se pone al frente de ella como propietario del periódico que funda con el nombre de “La Crónica”, diario matutino que recibe amplia acogida, por el empeño que pone en despertar el interés público en su calidad de Director, habiendo también secundado su amplia labor su hermano Rafael. Acogido el periódico con agrado y aplauso de os lectores, se publica “La Crónica” desde su fundación el 21 de Abril de 1923, sin interrumpirse hasta el 31 de Marzo de 1930, esto es por el tiempo de siete años.
En el año 1921 publica su primera obra literaria, intitulada “Ojos en éxtasis”, la cual es un libro que lleva un extenso prólogo del Sr. Dr. Remigio Crespo Toral, prestigioso escritor cuencano quien justicieramente se otorgó la corona de oro en Cuenca y en Quito por la valiosa labor intelectual realizada durante mucho tiempo. “Ojos en éxtasis” es una colección de poesías que fue galardonada por el Sr. Dr. Crespo Toral con un bello y profundo estudio en que analiza elogiosamente las composiciones de Albornoz. Elogios parecidos le tributan Alfredo Baquerizo Moreno y otros notables escritores del país y del extranjero.
Así se inicia la intensa y abundante labor de Víctor Manuel Albornoz, la cual se prolonga hasta hoy en que siguen apareciendo muchos estudios suyos, ya de poesías, ya de prosas, ya de estudios literarios entre los que se destacan sus reseñas biográficas en que se analizan los méritos de numerosos y destacados intelectuales ecuatorianos, de modo preferente a los azuayos. Igualmente meritorios son sus escrupulosos y amplios estudios de carácter histórico relativos a la ciudad de Cuenca, de la que de la que posee profundo y perfecto conocimiento desde la fundación de la Ciudad hasta las diversas manifestaciones de sus progreso sea antiguo o actual en los diferentes aspectos de su cultura.

Víctor Manuel Albornoz comparece una vez mas a la palestra literaria en beneficio de las investigaciones históricas de valor perdurable, un infatigable escritor vinculado a Quito por su padre, don Rafael Albornoz y Freire, amigo y compañero de González Suárez, Luis Felipe Borja y Roberto Espinoza y a Cuenca, por su intensa labor intelectual desarrollada en la capital azuaya.
Don Víctor Manuel Albornoz, cuya fecunda juventud ha transcurrido en el noble ejercicio de la pluma y entre afanes espirituales, ha querido esta vez presentar fruto sazonado de doctas vigilias y marcar rumbo que ha de ser apreciado e imitado por cuantos quieran salvar del olvido a los que en la primera hora del vivir nacional, dieron de sí cuanto podían dar: sus trabajos, entusiasmos y esfuerzos, para fundar las que andando los tiempos llegarán a ser florecientes capitales de la Patria.
Tuvo el señor Albornoz la suerte de recibir educación clásica, pues pertenece a la última generación que aprendió humanidades; por ello sus libros de poesía como “La Llaga de Job” y “Ojos en Extasis” se leen con deleite, y sus obras en prosa como la que hoy ve la luz y la que lleva por título “Cultura de Cuenca durante la Colonia” se distinguen por el depurado lenguaje, la claridad en la exposición, aparte de lo bien fundado y sólido de sus conclusiones.

Víctor Manuel Albornoz contrajo matrimonio en Cuenca el día 30 de Junio de 1918 con la Señorita Lucrecia Peralta Rosales, hija del Sr. Dr. José Peralta y de Doña Matilde Rosales. El Dr. Peralta fue un destacado hombre público, Abogado notable, Ministro de Relaciones Exteriores, Embajador de la República Ecuatoriana en la ciudad de Lima, Miembro del Congreso Nacional, etc.
Durante su matrimonio Víctor Manuel Albornoz y Lucrecia Peralta tuvieron cuatro hijos: Manuel Oswaldo, Federico Trajano, Yolanda y Emma Hermosina Albornoz Peralta.
Manuel Oswaldo, Federico trajano y Emma Hermosina viven actualmente en Quito, residiendo desde hace años allí.
Yolanda murió trágicamente en Cuenca, en que como de costumbre vino a visitar a su padre. Esa dolorosa tragedia fue causada por un terrible accidente automovilístico que ocasionó muchas víctimas.

(Esta autobiografía es escrita a partir de Noviembre de 1962, pues en Octubre de ese año fallece su hija Yolanda).

V IC T O R M A N U E L A L B O R N O Z

Author: Teodoro Albornoz /

La seriedad intelectual, la gran responsabilidad frente al pensamiento y el expresar del pensamiento tienen en Víctor Manuel Albornoz figura de alto relieve, verdadero y auténtico representante de una valiosa generación que ha enrumbado ya hacia las distancias sin retorno...

Erudito, si, en el sentido del conocimiento cabal y el justo encuentro de lo verdadero de siempre, pero también creador, tal y como lo quisiera ese admirable Maestro que fue y es Stefan Zweig entregando en la creación toda la vida y todo el pensamiento.

Al hablar de Víctor Manuel Allbornoz debe hablarse de la pasión cuencana, aunque sería mejor y más cierto decir de la pasión por lo cuencano... Entregado totalmente a la búsqueda, encuentro y generoso ofrecimiento de nuestras glorias de siempre, ansioso del hallazgo inédito no solamente en la majestad histórica, sino en lo anecdótico que confiere matices de belleza a la historia, amigo sincero y pulcro de todo lo que fue grandeza o es grandeza nuestra, pero haciendo de lo grande presencia de siempre, que es como debe escribirse el pasado o contemplarse el presente... Así, afanoso siempre, siempre persiguiendo el dato perdido en los dédalos de la tradición, inquiriendo a manera de buzo del espíritu la vida y trascendencia de los espíritus que han hecho y harán de Cuenca tierra natal del pensamiento y el arte, de lo hundido en los ascetismos laicos de la ciencia o también de las contemplaciones de lo divino y las gestas heroicas que son tan sólo la acción auténtica frente a la luz del sol...

No, no tiene paralelo la figura de Víctor Manuel Albornoz como hombre de cultura y de magnífico donador de la cultura... Amplio, siempre amplio en la comprensión, el estudio y las calificaciones, no importa que su pluma de tersas virtudes y excelencias diga de la recia figura de Solano, de la ceñera grandeza de montaña luminosa de Crespo Toral, de la santidad en olor de poesía de Honorato Vázquez, del humanismo integral de Luis Cordero, o de la grandeza infinita de Bolívar y la discutida figura de nuestro tan nuestro Gran Mariscal Don José de La Mar... Siempre es el severo investigador y también el justo dador de méritos y merecimientos...

Desde las páginas de Víctor Manuel Albornoz, más allá de sus días humanos de benedictino en amor de lo cuencano, surge nuestra Cuenca iluminada, pura y trascendente, eterna e inmortal, esta Cuenca que si en lo geográfico traza la égloga para el ensueño y el canto, en lo histórico y legendario traza gloria y belleza incomparables...

Albornoz ha logrado el anhelo de cuantos hemos visto luz y eternidad creadora en tierra cuencana: confundirse con la tierra, sumarse de tal modo y manera a la tierra que el nombre puede pronunciarse con el mismo hondo significado en cualquier instante: Cuenca o Víctor Manuel Albornoz...


Rigoberto Cordero y León

Cuenca, Agosto de 1976

UNAS PALABRAS….

Author: Teodoro Albornoz /

La figura intelectual de Alfonso Borrero Moscoso se destaca entre las de los ecuatorianos que dedicaron su vida al servicio desinteresado y eficaz de las ciencias y las letras.

Un breve extracto biográfico basta para resaltar su valiosa personalidad. Nació en Cuenca el 8 de Septiembre de 1866. Fue hijo del Sr. Dr. Antonio Borrero Cortázar, personaje que llegó a ocupar la primera magistratura de la nación, y de doña Rosa Moscoso Cárdenas, perteneciente a los más distinguidos elementos sociales de su tierra natal. En 1893 contrajo matrimonio con doña Armelia Vega Larrea, dama de notables prendas personales. Tal enlace ha prolongado en su descendencia los merecimientos de los antecesores de la familia.

Desde muy temprano Alfonso Borrero Moscoso sobresalió por la brillantez de sus cualidades. Suficiente es mencionar que fue Director de Estudios del Azuay, varias veces Diputado al Congreso Nacional, Jurisconsulto de los de más renombre y sobresaliente profesor universitario. En estos dos últimos aspectos, ocupa merecidamente los puestos más altos: en la Universidad, el de Vicerrector, ejerciendo luego por largo tiempo el Rectorado; y en el Poder Judicial con magnífica actuación como Ministro Juez y Presidente de la Corte Superior de Justicia.

No hay actos más encumbrados y decisivos para cumplir en forma debida una función en la vida que el de realizarlos como resultado de una verdadera vocación. Ya expresó doctamente Gregorio Marañón que las vocaciones más nobles y trascendentales son las del artista, la del sabio y la del maestro puesto que son “las que impulsan al hombre, por encima de toda otra elección, a crear la belleza, si es artista; a buscar la verdad si es hombre de ciencia; o a enseñar a los otros, si es maestro.” Este es el caso de Alfonso Borrero Moscoso, pues si ejecutó el arte de la literatura con el desempeño estético de la pluma; también supo efectuar obra científica al especializarse en el cultivo de las ciencias históricas; así como fue maestro al revestirse de la abnegación necesaria al que da enseñanza, sea en la cátedra universitaria o en los tribunales en que se ejerce el magisterio de la Justicia.

No me toca hablar aquí en lo que concierne al literato, cuya actividad ejerció principalmente en la juventud, tanto en verso como en prosa. Su jerarquía de escritor es indudable. Posee agilidad narrativa, reflexiones perspicaces, rectitud en el enjuiciamiento crítico, elocución apropiada, lenguaje sencillo, propio para hacerse comprender del lector.

Tampoco me corresponde extenderme en estas líneas respecto al maestro de juventudes, que aleccionó cuidadosamente en las normas del Derecho Público a buen número de discípulos. De este género es su magnífico trabajo en la problemática de las controversias internacionales y su resolución mediante el arbitraje. Si en esta clase de estudios revela su preparación, igualmente demuestra amplia cultura en las notas bibliográficas y en artículos de excelente contenido de atinadas observaciones y eruditos comentarios en sus frecuentes colaboraciones en periódicos y revistas.
Nada diré de su irreprochable actuación en los Tribunales de Justicia, en donde difunde su ciencia jurídica, constituyéndose en honra del Foro azuayo. Tampoco me referiré a su persuasiva actuación en los Congresos de la República, en los que interviene como legislador que responde al auténtico significado del vocablo.

Me limitaré, pues, a enfocarlo con brevedad en el ángulo de sus preferencias de intelecto, esto es en el de la historiografía.

º
º º

Referencia encomiástica merece el trabajo que hizo en 1894 con el título de “Décadas de la Municipalidad de Cuenca”, la cual comprende de 1751 a 1761. Prosiguió en esa labor años después, preparando otra obra similar, relativa a época más lejana, pues abarca de 1557 a 1567, esto es desde la fundación de la ciudad. Aunque la escribe en 1909, estimulado por la creación de la Sociedad Ecuatoriana de Estudios Históricos Americanos, dirigida por el egregio Arzobispo Federico González Suárez, los respectivos originales permanecen inéditos prolongado tiempo, hasta publicarse póstumamente en 1967. En uno y otro volumen, Borrero no amontona de manera indiscriminada los datos recogidos, sino que escoge los de mayor relieve, enlazando todos los detalles que contribuyen a presentarlos con homogeneidad, de modo que el investigador pueda utilizarlos con provecho.

Otra de sus producciones que también permanece prolongado lapso sin ir a manos de tipógrafos es “Reivindicación Histórica del Mariscal José de la Mar y Cortázar”, escrita en 1924 y publicada en 1958 con un corto exordio mío, en el que recomiendo la tendencia, hoy bastante generalizada en los asuntos históricos, de revisar los hechos, situando a los personajes que en ellos intervienen en el sitio que en realidad deben ocupar si se desvanecen prejuicios, equivocaciones o calumnias al tratarse de personas o acontecimientos que debido a circunstancias políticas, odios personales o falta de noticias fidedignas se los presenta en forma que no corresponde a la verdad histórica. Discurre serenamente Borrero Moscoso al justificar, con abundancia de razonamientos el proceder de La Mar, el más célebre de los Generales ecuatorianos en la época de la Independencia e hijo conspicuo de esta tierra, cuya personalidad la han discutido y discuten algunos, si bien la mayoría ilustrada la defiende, guardando esa posición intelectuales tan valiosos como Olmedo, Rocafuerte, Luis Cordero, Remigio Crespo Toral, Pío Jaramillo Alvarado, Abelardo Moncayo, Alberto Muñoz Vernaza, Romeo Castillo, Pareja Diezcanseco y muchos más.

Otra de sus producciones es una recomendable Biografía de Francisco y Abdón Calderón, con copiosas informaciones relativas a padre e hijo, cubano el primero y nativo de Cuenca el segundo, pero ambos beneméritos de la causa de la emancipación americana, por la cual ofrendaron sus vidas, el uno inicuamente fusilado en Ibarra y el otro tras luchar en las breñas del Pichincha para ser inmortalizado por Bolívar en cada uno de los corazones ecuatorianos.

No debo olvidad las Leyendas Históricas escritas por Borrero Moscoso. Se ha dicho, fundadamente, que la leyenda es muchas veces la verdadera historia, pues se despoja de timideces, obra con franqueza rechazando noticias cuando éstas se las sospecha falsas; no se sustenta en lo escrito por otros, prefiriendo tener como base la tradición oral, que muchas veces es la que escribe, por así decirlo, con la lengua de varias generaciones los acontecimientos ocurridos en realidad, pero que el historiador calla a veces por temor a conveniencias sociales o políticas u otros motivos. Borrero Moscoso tiene leyendas tan sabrosas, tan llenas de donaire como las intituladas: “Un drama sangriento”, referente al espadachín Zavala; “El primer reloj público de Cuenca”, reloj fabricado en esta ciudad y recompensado por el Cabildo con la adjudicación a su autor de un buen lote de tierras; “Las desventuras de la República”, “Viaje en una mañana, de España hasta el pie del Cojitambo” y otras igualmente interesantes.

Para concluir estas apuntaciones bibliográficas, debo referirme a las dos obras que hay que considerar como las principales entre las que compuso el Dr. Borrero Moscoso en su faena intelectual. Advirtiendo que no se apreciaba en lo que valía la inmensa contribución de Cuenca y su comarca a las dos batallas que decidieron la definitiva emancipación del Ecuador y otros países del continente americano, decidió escribir dos libros verdaderamente trascendentales para conocer con exactitud el nacimiento de la Patria tras las porfiadas luchas por el bien de la Libertad: “Cuenca en Pichincha”, que impresa en los Talleres gráficos Municipales apareció en 1922 recibiendo la mejor acogida, la misma que seguramente recibirá esta segunda edición que para divulgar tan importante libro hace circular ahora, con acierto que merece aplauso, el Núcleo del Azuay de la Casa de la Cultura Ecuatoriana; y “Ayacucho”, que vio la luz pública en 1924, publicada también por el Concejo Municipal de Cuenca, habiendo merecido segunda edición en 1956, auspiciada por el Ministerio de Defensa Nacional.

“Cuenca en Pichincha” y “Ayacucho” son dos obras que se armonizan y se complementan, teniendo ambas por escenario principal la magnificencia andina, la una las cúspides cercanas a Quito y la otra al pie del elevado Cúndur- cunca.

Esos dos libros no contienen relatos epidérmicos; por el contrario, son incisiones profundas en el cuerpo desnudo de investigaciones realizadas hasta el ápice, a fin de que respondan a una absoluta certeza. Obedecen a un plan metódicamente llevado a cabo, con estructuración arquitectónica que consistencia y perfecta visibilidad a los acontecimientos descritos. En algunos centenares de páginas de apretada lectura se contiene el panorama integral de los sucesos americanos ocurridos en casi dos décadas del siglo anterior consagrados a la épica gloriosa de la Independencia. Los hechos concernientes en este mismo aspecto a Nueva Granada, Venezuela y Perú, al par de los del Ecuador, se los presenta en un esfuerzo positivo de síntesis descriptiva. La estelar constelación de los próceres del movimiento emancipador brilla en apropiadas semblanzas. El itinerario detallado del avance y encuentro de los ejércitos despierta el interés de los lectores. No puede ser más acertado el análisis y el enjuiciamiento de los sucesos y de los que en ellos intervienen. Todo está respaldado con profusa e incontrovertible documentación, en buena parte original y por consiguiente desconocida hasta entonces.

“Cuenca en Pichincha” y “Ayacucho” son obras que debieran conocerlas todos los ecuatorianos y aun los de las naciones vecinas; obras, por otra parte, dignas de figurar, para consulta e ilustración, en la generalidad de las bibliotecas y archivos de América, pues constituyen la visión cabal del acontecimiento más importante de nuestra historia, ya que significa el ingreso triunfal al concierto de los pueblos libres y soberanos.

La enseñanza del heroísmo y de sus prototipos resulta siempre provechosa. Si hoy no es menester el deporte sangriento de la guerra en pos de romper la sujeción y férula extrañas, sí se necesita practicar un heroísmo más difícil: el de sostener, robusteciéndolos, los principios republicanos, sin vulnerarlos, sin desfigurarlos, sin entorpecerlos, manteniéndolos con limpieza de procedimientos, con empeño desinteresado y si es necesario con el mismo sacrificio, con todo ese acervo de virtudes que vigorizan el auténtico civismo. Al trazar esos dos grandes frisos heroicos Borrero Moscoso muéstrase como auténtico patriota, sincero patriota, porque dar a conocer las acciones que honran a un país es obra eminentemente patriótica, puesto que esa enseñanza incita a las generaciones del presente a consagrar mente, corazón, voluntad y fortaleza al servicio de la Patria.

º
º º

Después de una vida útil y laboriosa, fallece el señor doctor Alfonso Borrero Moscoso el 5 de Julio de 1926, perdiendo así el Ecuador a uno de sus varones representativos por sus indiscutibles merecimientos. Sobre todo en el escalafón de los historiadores nacionales ocupó sitial de primacía. Con sus substanciosas lucubraciones contribuyó a dar mayor prestigio a la ciudad nativa y a la nación, mereciendo su obra, tanto en el país como en el extranjero, comentarios enteramente favorables.

Por eso, Cuenca especialmente pone su nombre entre los de los mejores de sus hijos. Ahora reposa en el cementerio municipal en la Sección de Hombres Ilustres, como lo fue en verdad: allí duerme el sueño de la muerte, pero su nombre perdura y perdurará largamente porque queda su recuerdo y, más que nada, su obra reconocida por todos llena de excelencia.

VICTOR MANUEL ALBORNOZ.

Cuenca, Mayo de 1972.

UN ILUSTRE AZUAYO CONTESTA AL ULTRAJE IRROGADO A CUENCA POR EL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA, CON EL SIGUIENTE CANTO:

Author: Teodoro Albornoz /

A CUENCA

Mi impotencia de ahora, noble ciudad nativa,
me fuerza a defenderte tan sólo con palabras…
No es miedo… Es impotencia de levantar la mano,
i a los insultadores cruzarles bien las caras…
Un augusto dolor me coge i me domina….
Que, al menos, los vocablos revienten como balas,
i el negro pecho horaden de quienes han tenido
la cobarde bajeza de escupir a mansalva….

No es hora de elegía, sin embargo….No es hora
de tender a los vientos un pabellón de lágrimas…
No es hora de gemidos mujeriles, ni menos
de la protesta inútil, que no conduce a nada
Es hora de las iras fecundas que golpean
sobre los pueblos débiles, para infundirles alma,
i ver si es que responden el choque de agua fría
con que a los escupidos hay que levar la mancha…

Tus hombres donde están…? Se volvieron mujeres?
Tus mozos aguerridos se han trocado en muchachas…?
Donde tus grandes hombres, sino esos que reposan
en su lecho de tierra…? Tú, dime, te hace falta
que, al callarse los vivos, te defiendan los muertos
por que los muertos mandan…?
Si eso es así, tus muertos ilustres se levanten,
i al menos te limpien del salivazo i baba,
ya que tus seres vivos, por no vengarte en la honra,
tiemblan de cobardía, como un pueblo de parias…

No mueres de vergüenza, con saliva en el rostro…?
O piensas que estás bien-, muy bien-, ensalivada…?

Saliva en la cabeza de la Reina del Austro…?
Saliva en las espumas del río Tomebamba…?
Saliva sobre el mármol del Nudo del Portete…?
Saliva en el Santuario del talento i la gracia…?
Saliva en las mejillas de la ciudad de Atenas…?
Saliva en las mejillas de la ciudad de Arcadia…?
I saliva en las sombras que deja en el Pichincha,
Calderón cuando pasa………?
Nunca esputo de tisis cayó sobre una cosa
tan grande i sagrada………………………..

Qué dirán las otras ciudades y provincias……?
Cada tres de Noviembre no harán una carcajada,
ante la gran ciudad que festeja ser libre,
pero con salivazos en medio de la cara….?

Es posible que dobles la rodilla….? Levántate,
no sea que alguien diga, con justísimo causa,
que, para arrodillarse delante del que insulta
usen, los insultados de rodillas cuencanas.

Levántate, señora…Levántate, matrona….
Levántate, soberbia, patricia, noble, santa…
Se debe perdonar los balazos de frente,
se puede perdonar la puñalada franca;
pero aquel que perdona, después del salivazo,
merece los desprecios de la progenie Humana…..

No. Cuenca, no…Yo sé que eres fuerte i muy digna…
Que tú nunca respondes los golpes con patadas…
Que; meditando largo, ya sabrás como esperas
para quedar vengada…
Medita, entonces obra, procede, haz lo que debes,
sabiendo que el peligro reside en la tardanza…

Recuerda de la historia los detalles gloriosos…;
envuélvete en la pompa amorosa de tus páginas….;
acuérdate de todos tus campos de batalla….;
Crespo Toral de dé de sus rugidos cósmicos….;
te dé Honorato Vázquez su egregia diplomacia…;
i la mano de Calle te dé su pluma i tinta;
con el jugo noble, de la flor de sus “charlas”…
Dos soldados te ofrecen llevarte a la victoria;
el inca de los Incas, el Inca Huaynacapac;
i el héroe de los héroes, que, de pié en el Pichincha,
es la estatua de Cuenca mas eterna y estatua…
No, Cuenca… No, cuencanos… Escupida la madre,
el hijo varonil al que escupe mata…
Pero, antes de matarle, le devuelve el insulto,
con otro escupitajo clavado en media cara….


REMIGIO ROMERO CORDERO

(Del Día de Quito del 2 de Noviembre de 1945)

DESPUES DE LEER ESTA HOJA, HAGALE CIRCULAR

U z h u p u d

Author: Teodoro Albornoz /

Tras de recorrer quince kilómetros de magnífica carretera asfaltada desde la hermosa ciudad de Cuenca al punto denominado “El Descanso”, el automóvil enfila por la garganta del Tahual, rocosa entrada a las ubérrimas tierras de los cantones orientales del Azuay. Desde allí cada recodo del camino que lleva a Paute presenta una nueva sorpresa al que recorre tan pintorescos lugares, pasando, sucesivamente por “La Josefina”, “Chicticay”, “Monjas-huaico”, Cábug, Culcul…. Ya es la visita imponente que presenta el Tahual, en que el río, tras una lucha milenaria con el pétreo monte, se ha abierto paso por él, dejando el angosto desfiladero a cuyo fondo corren sus turbulentas aguas, mientras las cúspides de uno y otro lado, están tan cerca que parece quisieran unirse otra vez; ya es el paisaje agreste, en que domina el maguey autóctono que eleva sus triangulares pencas junto a las zarzamoras y a las florecillas silvestres que adornan la maleza. Luego, el panorama se ensancha y asoma el valle bellísimo, lleno de todos los matices del verde en las plantaciones de cañas de azúcar, en los airosos sauces reales, en el maíz de las laderas, en el oscuro follaje de los duraznos o en el reluciente de los fragantes chirimoyos.

En un ángulo de la carretera, a la vuelta de Culcul, se divisa “UZHUPUD” antigua hacienda y vieja destilería desde los tiempos de la Colonia hasta nuestros días, que hoy, al incesante progreso industrial, se ha convertido en una destilería semejante a las de Escocia, que añejan sus maltas de cebada con la paciencia propia de sus tradicionales clanes.

A la entrada de le hacienda, incrustada en la amplitud del valle, contempla el viajero los viñedos en que el sol sazona los racimos de uvas y la abundancia de los durazneros repletos de su codiciado fruto. Crúzase el río por la simétrica arquitectura de un esbelto puente, recreándose otra vez la mirada con bien cultivados cañadulzales y nuevas vides y variedad de frutales, que forman atractivo marco a los edificios en que funciona la Fábrica, la cual incita a recorrerla para conocer sus diversos compartimientos.

Lo que mas llama la atención son las instalaciones de los alambiques y rectificadores delineados por expertos técnicos ingleses. Se creyera estar en una de esas viejas destilerías europeas: los alambiques de estructura alargada y caprichosa parecen arrancados de un cuadro antiguo con escenas de la Cartuja; sin quererlo viene a la mente el recuerdo de otras épocas, y se piensa en la alquimia y los licores obtenidos por monjes ascéticos que guardan cuidadosamente sus secretos.

En “Uzhupud” todo hace pensar en los enormes sacrificios realizados por el productor, que ha llegado a superar los métodos anacrónicos empleados todavía en muchas haciendas de caña de azúcar, en que un mal destilado aguardiente resulta a veces un tóxico peligroso para el consumidor. En cambio, en “Ushupud”, las maquinarias adecuadas, la esmerada limpieza, los poderosos filtros, los tanques de batición de acero inoxidable y los métodos de embotellado automático son la mejor garantía de la calidad de sus productos.

Tan esmeradas y prolijas atenciones han hecho que, por ejemplo, el exquisito Whisky “Royal Campbell”, que en “Uzhupud” se elabora de acuerdo con los procedimientos usados en las destilerías escocesas, haya alcanzado unánime aceptación en el país, consumiéndose con preferencia a los mejores licores de su clase.

En “Uzhupud” sorprende encontrar alambiques de doble fondo, en los que se destilan yerbas aromáticas como el cilantro, el enebro, la casia, los lirios de Florencia, las cáscaras de naranjas valencianas, el limón, etc. para hacer un delicioso Gin Queen Elisabeth, orgullo de la licorería nacional, con carencia absoluta de esencias tóxicas y con alcoholes refinados y rectificados.

Las famosas cremas y mistelas “Combier”, por su patente francesa, destiladas de comino para el Kumel, de monte adorata para el licor verde y aromático y las de cacao, así como los anisetes y Triple Sec, los demanda insistentemente el público por su calidad superior.

Las grandes bodegas de Ron, añejado en enormes barricas de roble, con reposo mínimo de cinco años para su expendio, brinda un licor espirituoso que se lo paladea con agrado. Y hasta el simple aguardiente de caña de azúcar, llamado “Pauteñito” es rectificado, añejado y filtrado, haciéndolo verdaderamente potable en beneficio del consumidor.

Después de poco tiempo, cuando la producción de sus jóvenes viñedos se acentúe, “Uzhupud” también producirá buenos vinos de mesa. Se han realizado ensayos con muy buen resultado, estando actualmente en proceso unas pocas cubas en añejamiento, y así hemos gozado tomando un claret liviano y fresco de la cosecha del año anterior.

La Destilería “Uzhupud” ha logrado la magnífica calidad de sus productos gracias a los consejos técnicos de famosos licoristas europeos de las prestigiosas casas que, al otorgarle sus patentes, les han cedido los secretos conservados a través de los siglos. También contribuye a su franco éxito la elegante presentación, con botellas y etiquetas que ofrecen una nota de distinción.

Lo primero que se advierte en “Uzhupud” es el gran esfuerzo económico realizado por su propietario en el afán patriótico de mejorar la industria nacional, emancipándola de la degeneración alcohólica mediante la elaboración de productos sanos y agradables, como los suyos, para sustituir a los deficientes y dañinos que deben desaparecer por completo.

Por eso, al visitar la DESTILERIA “UZHUPUD” y al ser recibidos amistosamente en ella, hemos sentido gran satisfacción al saborear algunos de sus excelentes productos, recordando y reconociendo la verdad de aquel viejo adagio de que, cuando se brinda en forma cordial un buen licor, en el fondo del vaso se transparenta la intensidad de un efecto sincero.

VICTOR MANUEL ALBORNOZ

TRADUCCION DE DOCUMENTOS PALEOGRAFICOS

Author: Teodoro Albornoz /

Las ciencias históricas requieren –cuando el que las utiliza desea adentrarse en el pasado- de un elemento de valor extraordinario, que le presta ayuda decisiva y no sólo le sirve de eficaz testigo de sus aseveraciones, sino que se responsabiliza de ellas. Este elemento es la paleografía, si es que el historiador, huyendo de copiar lo que dijeron otros, se acoge únicamente al dato veraz arrancado de fuentes contemporáneas al hecho que estudia. La paleografía es algo así como un telescopio, cuya lente aproxima los sucesos que se tratan de investigar, acercándolos tanto que es como si se los estuviera contemplando cara a cara.
En el Ecuador, muy pocos tienen conocimiento cabal del arte paleográfico. Por lo mismo, las contadas personas que lo practican son dignas de encomio y aplauso, pues proporcionan a la Historia nacional los documentos palpitantes del pretérito, para que ella se muestre de acuerdo con la verdad, con la verdad que muchas veces tendrá que reemplazar a errores y suposiciones que de varios acontecimientos se han hecho sin base firme de sustentación. Por no conocer a fondo la paleografía, don Pablo Herrera incurre en su versión defectuosa de un solo documento –el padrón de los primeros vecinos de Quito- en más de treinta equivocaciones en los nombres propios que allí figuran. Algo parecido sucedió, aunque en menor proporción, en la traducción que literatos entusiastas de Cuenca hicieron a fines del siglo pasado del Acta de fundación de la ciudad, pues, por ejemplo, al no verter en forma debida el nombre del río que corre al sur de la población, dieron pábulo a que se lo siguiera llamando Yanuncay o Yaniví, en lugar de Yambi, que es el nombre que consta en el Acta mencionada y por consiguiente el verdadero.
Entre los paleógrafos ecuatorianos no hay duda que se destaca el señor Jorge A. Garcés G. por la valiosa y enorme labor desarrollada en ese ramo desde el año 1934, en que la Municipalidad de la Capital de la República inicia su valiosísima colección de documentos de su rico Archivo ¡Treinta años de ímprobo trabajo, de abnegado trabajo, que por igual pone en tensión los nervios del cerebro y los de los órganos de la vista, fatigándolos por la tenacidad del empeño!
Primero como colaborador del señor José Rumazo González, en la versión de los dos primeros Libros de Cabildos de Quito, correspondientes a 1534 a 12551; luego ya solo, el señor Garcés ejecuta la traducción paleográfica de los Libros de Cabildos de Quito desde el año 1573 hasta el de 1646, que, al publicarse, abarcan ocho volúmenes. Además, en otros volúmenes, ensancha su radio de acción al entregar por la imprenta versiones de documentos de gran importancia de los siglos XVI, XVII y XVIII: Oficios al Cabildo de Quito por el rey de España o el Virrey de Indias (1552-1568). Testamento del Capitán Sebastián de Benalcázar, y Documento inéditos relativos al mismo (dos volúmenes). Cédulas Reales dirigidas a la Audiencia de Quito (1535 a 1660, dos volúmenes), Libro de repartición de tierras y solares (1583-1594), Plan del camino de Quito al río Esmeraldas (1736-1742), Colección de documentos sobre el Obispado de Quito (1546 a 1594, dos volúmenes), Libro de las minas de Zamora (1562-1567), Descubrimiento del Río de Orellana, Libro Primero de Cabildos de Cuenca (1557-1563) y Libro Primero de Cabildos de San Miguel de Ibarra (1606-1617), estos dos últimos como contribución patriótica de su hondo sentido de nacionalidad.
No satisfecho con esa agobiante labor, el señor Garcés publica en 1949 la obra Paleografía Diplomática Española y sus peculiaridades en América, la cual constituye un verdadero texto de enseñanza, pues como con verdad afirma el docto prologuista Don. J. Roberto Páez “su estudio permite a una mente de mediana cultura acometer la descifración de las antiguas escrituras particularmente de las escrituras españolas”. En efecto, con claridad y método propios de un maestro en esa ciencia, el señor Garcés enseña lo principal que debe saber quien se inicia en paleografía, cuando menos para acertar a leer los textos que no ofrecen mayores dificultades, ya que otros preséntanse llenos de oscuridad y complicaciones sea por la antigüedad o por la grafía demasiado enrevesada o caprichosa, los cuales requieren, por cierto, a quiénes, como el señor Garcés, tienen larga práctica en tan difícil quehacer y además conocen profundamente las lenguas madres –el griego y el latín- de las cuales derivase el castellano, íntimamente ligado a aquellas en sus orígenes y en su formación durante los siglos décimo quinto y décimo sexto, en que se escriben los primeros documentos de la vida americana y por tanto los de la Municipalidad de Quito, tan hábilmente descifrados por el señor Garcés.
La última producción del señor Garcés, publicada con el título Cómo han de traducirse los documentos paleográficos de Hispanoamérica, viene a ser como una adición, como un capítulo más agregado a la obra anterior, compitiendo con ella en interés.
En el nuevo trabajo se hacen acertadas observaciones al libro del pedagogo argentino doctor Aurelio Z. Tanodi “Normas para la transcripción y edición de documentos históricos”; libro que la Cuarta Reunión de Consulta de Historia del Instituto Panamericano de Geografía e Historia, reunido en Cuenca en 1959, recomendó estudiarlo para someterlo a discusión en la próxima Reunión Interamericana sobre Archivos.
Como una de las personas más capacitadas para dar opinión en asunto tan de su incumbencia, el señor Garcés presenta fundados reparos a los métodos preconizados por el doctor Tanodi; pero no se limita a ello, sino que expone su ilustrado criterio respecto a la forma científica en que debería unificarse en América la versión de documentos paleográficos, desterrando la anarquía con que hoy se procede, debido precisamente a que no hay normas ni procedimientos fijos a qué atenerse.
Con su nueva obra, el señor Garcés escribe una lección más, un tratado más, de suma utilidad, con los que demuestra su versación en la ciencia de su cultivo predilecto: en la paleografía, que tanto contribuye al esclarecimiento y veracidad de la Historia y con lo que el señor Garcés ha conquistado merecimientos que le honran sobremanera, al par que honran también al país.

VICTOR MANUEL ALBORNOZ

Tradiciones Peruanas

Author: Teodoro Albornoz /

Manuel González Prada.

Tradiciones Peruanas, de Ricardo Palma, es una de las obras más amenas y más americanas de nuestra literatura. Y caso curioso: esta obra tan americana es producto de un espíritu servil, tradicionalista, españolizante, colonial. Palma, imitador de los clásicos españoles, en cuanto a estilo, se propuso, al escribir sus Tradiciones, conservar el recuerdo de la dominación europea, sintiendo la añoranza de las cadenas y la nostalgia del rebenque. Su obra se vincula, por el estilo, a la tradición literaria española y por el asunto a la tradición política de España. Palma es, repito, un españolizante, un retardatario, un espíritu servil, un hombre de la colonia. Sin embargo, su obra aparece muy americana. ¿Por qué? Porque nosotros, con muy buen acuerdo, tenemos por nuestros a aquellos conquistadores y dominadores de los cuales, directa o indirectamente, venimos. Porque nosotros sentimos la obra española en América, en lo que ella tuvo de bueno –y tuvo de bueno más de lo que se piensa- como propia.
Pero es tan poco americano en el fondo, Palma, y tanta importancia concede a ciertas cosas de la Península, que no tienen ninguna, que cuando realizó un viaje a España se enorgulleció en letras de molde de que tales y cuales literatos le hubiesen acogido con sonrisas y apretones de manos. Esto revela al mulato, deslumbrado y seducido por la mano tendida y la silla brindada del hombre blanco. Se satisfizo a tal punto de que la Academia aceptase varios americanismos propuestos por él – como si nosotros necesitáramos de esa Academia para hablar y escribir como nos dé la gana- que cablegrafió a Lima su triunfo. Un franco-argentino, de talento y mala entraña, el señor Groussac, a la razón en Perú, recordando la guerra con chile y el alboroto de Palma hizo esta cruel observación: “Pobres triunfos peruanos!”
Por los mismos años de ocupación chilena, Ricardo Palma, como si no hubiese mejor actividad a sus aptitudes y energías, se ensañaba contra la memoria de Bolívar, llamando asesino al hombre a quién el Perú debe la independencia y el territorio que Chile estaba arrebatándole.
Nunca pude explicarme aquel odio. Un limeño, amigo mío me ha dado la clave del misterio. Hela aquí.
En los ejércitos de la Gran Colombia que pasaron al Perú con el Libertador, había muchos negros de nuestras africanas costas. Conocida es la sicología del negro. La imprevisión, el desorden, la tendencia al robo, a la lascivia, la carencia de escrúpulos, parecen patrimonio suyo. Los negros de Colombia no fueron excepción. Al contrario: en una época revuelta, con trece años de campamento a las espaldas, y en país ajeno, país al que en su barbarie consideraban tal vez como pueblo conquistado, no tuvieron a veces más freno ni correctivo sino el de las cuatro onzas de plomo que a menudo castigaban desmanes y fechorías. Una de aquellas diabluras cometidas en los suburbios de Lima por estos negros del Caribe fue la violación, un día, o una noche, de ciertas pobres y honestas mujeres. De ese pecado mortal desciende Ricardo Palma.
Así explica mi amigo del Perú el odio de Ricardo Palma a la memoria de Bolívar y de sus tropas.
Don Ricardo, ha olvidado, hasta ahora, incluir entre sus Tradiciones peruanas esta amarga tradición de familia. No podemos echárselo en cara.
Me alegro que el viejo mulato de Lima pueda leer antes de morirse esta breve nota. Se la debía. No tanto para vindicar la memoria de Bolívar como para corresponder a las que él puso, según parece, al margen de alguna obra mía en la Biblioteca Nacional del Perú. Donde las dan las toman, seor feolenco.
En ninguna parte la literatura autóctona de América, el criollismo, el americanismo, tuvo hasta hace poco menos adeptos. Sucedió a menudo, eso sí que aun los imitadores, en momento de abandono y descuido, anduvieron, no sobre nubes exóticas, sino sobre el suelo de la patria. Y sus plantas, de aquel descuido, salieron perfumadas con las flores de nuestros campos. Pero generalmente no conocieron más flores sino las de papel, gala de jardines retóricos.
Esta impersonalidad, este no ser literario, este vivir de préstamo, estos sentimientos de sombra, estas ideas reflejas, esta ceguera a lo circundante, esta sordera para oírnos a nosotros mismos y este ridículo remedio literaturesco de la Europa, no es pecado exclusivo del Perú, sino de la América íntegra. Pero en otras partes hubo más independencia y más conatos de literatura vernácula. La mayor parte de los autores peruanos se pasó la vida, como expresa Ventura García Calderón, “imitando a los mismos maestros (extranjeros) con servilismo”.
Si no fueron exclusivos del Perú lo simiesco, la descaracterización literaria obsérvase allí que hasta algunos productores de obra americana lo hacen a pesar suyo, sin proponérselo o proponiéndose lo contrario. Ejemplo: Ricardo Palma, autor de las deliciosas Tradiciones peruanas, que hizo obra nacional cuando intentó hacer obra extranjera y celebrar la dominación europea, en estilo y con chistes a la española.
En las Tradiciones, las menos son las consagradas a héroes y heroicidades exclusivos de América; y no faltan para éstos, aquí y allá, arañazos de lego de convento, que se come las uñas, y no araña más porque no puede. En cambio, ¡qué entusiasmo cuando se trata de frailes y virreyes de la colonia! Es autor de aquellos a quien no falta la lista de condes y marqueses del Perú.
La obra de Palma es americana, malgré lui. Toda su vida se la pasó imitando en versos, no ramplones, sino grotescos, a Zorrilla, Bécquer, etc., y en suelta prosa a los Isla, Feijóo, cien más, sin olvidar a Quevedo para los chistes.
No posee, sin embrago, el monopolio de parodiar lo ajeno. Todos hacían otro tanto. “No se copiaban –dice Ventura García Calderón-, no se copiaban únicamente los metros y los moldes, sino eran imitados los sentimientos.” “La emoción fue pocas veces sincera, postiza la herejía y al leerlos sólo notamos el énfasis”.
En general no hubo en Perú, ni menos en Lima, hasta Chocano, un poeta épico. Todos son líricos sin unción, de sentimientos de préstamo. Y abunda la poesía, no satírica porque la sátira significa pasión, sino burlesca.

La libertad estéril y quimérica
que agosta en flor la juventud de América.


Grito de caballero antañón, mal habido en una democracia. Por boca de Don Felipe Pardo, personaje de viso y poeta notable en su localidad, hablan castas enteras del Perú. Ridiculiza también el señor Pardo, en versos muy mediocres por cierto, la constitución o carta fundamental de la república. Es, pues, un partidario del absolutismo. No en balde se educó en la corte de Fernando VII.
Los poetas peruanos, casi sin excepción, imitaron a Zorrilla, a Bécquer, que, si bien hombres de talento, eran, a su turno, lunas de soles extranjeros: Espronceda de Byron, Zorrilla de Víctor Hugo, Bécquer de Heine.
Un día a España le entraron ganas de apropiarse otra vez del Perú. Mandó unos cuantos barcos a bombardear el Callao. Pues bien, apenas sí se encuentra en toda la literatura peruana un grito de ira contra aquella agresión injusta e impolítica, que hizo levantar la cabeza a toda América del Sur y darse la mano a las repúblicas del Pacífico.
El mismo crítico de las letras peruanas, don Ventura García Calderón, que escribe en nuestros días y es un espíritu y carácter emancipados, llama al bombardeo del Callao: “una excursión española a nuestras costas”(1)

(1) Por los mismos días que se escriben estas líneas promuévese, en toda la prensa de Madrid, un revuelo de opiniones con motivo de la propuesta venta del Numancia, uno de los barcos que hicieron aquella “excursión”. Todos los diarios, sin discrepancia, se pronuncian porque se conserve en el museo como testigo de una página gloriosa de la historia española contemporánea. Algunos patriotas aprovechan para decirnos a los americanos cuatro frescas. Lo más sensato que he leído en este punto ha sido lo que suscribe don Eduardo Gómez de Baquero, que también opina por la conservación.



…………

González Prada, Manuel (1844-1918), es la figura más discutida e influyente en las letras y la política del Perú en el último tercio del siglo XIX. Su obra de poeta, pensador, ideólogo, periodista y reformador radical en todos los frentes, lo convierte en una personalidad de relieve continental en un momento dominado por el modernismo, al que contribuye por su elevado sentido del arte y su severa crítica del academicismo y del ya lánguido romanticismo.
Este iconoclasta nació en Lima, en el seno de una familia aristocrática conservadora y católica a ultranza. Se educó en Santiago de Chile y siguió, por presión familiar, estudios en un seminario de Lima, que abandonó intempestivamente en un primer gesto de rebeldía. Recorrió la zona andina del país y se retiró a vivir en una hacienda al sur de Lima, donde se compenetró con el mundo indígena y se dedicó a la lectura de escritores clásicos, ingleses, alemanes y franceses. El episodio capital de su vida y de la generación a la que pertenece fue la guerra con Chile (1871-1883), que acabó con una humillante derrota peruana y provocó su segunda reclusión voluntaria durante la ocupación chilena de Lima. Al acabar esa ocupación, se convirtió en un vitriólico acusador de la clase dirigente peruana, del Ejército y la Iglesia católica. En un célebre discurso en Lima, el año 1888, proclamó:"¡Los viejos a la tumba, los jóvenes a la obra!". Convocaba a la lucha por la regeneración social, contra las malas ideas y los malos hábitos, contra leyes y constituciones ajenas a la realidad peruana, contra la herencia colonial, contra los profetas que anunciaban el fracaso definitivo de América Latina. Convertido en la voz del nuevo Perú que debía surgir de la derrota, denunció los males que el país arrastraba por siglos, entre ellos la indiferencia por la condición infrahumana del indígena; su prédica, hecha en un estilo implacable y cientificista con raíces positivistas (véase Positivismo), fue creciendo en intensidad y radicalismo. Al volver de un viaje por Europa (1898), empezó a divulgar las ideas anarquistas que había descubierto en Barcelona, y fue identificándose cada vez más con los movimientos obreros anarcosindicalistas.
Como prosista, González Prada es recordado principalmente por Páginas libres (1894) y Horas de lucha (1908), obras en las que muestra una creciente radicalización de sus planteamientos. Defendió todas las libertades, incluidas la de culto, conciencia y pensamiento y se manifestó en favor de una educación laica.
En el artículo Nuestros indios (1904), explicó la supuesta inferioridad de la población autóctona como un resultado del trato recibido, de la falta de educación. Como poeta, publicó Minúsculas (1901) y Exóticas (1911), que son verdaderos catálogos de innovaciones métricas y estróficas, como los delicados rondeles y triolets que adaptó del francés. Sus Baladas peruanas (1935), que recogen tradiciones indígenas y escenas de la conquista española, fueron escritas a partir de 1871.





RICARDO MÁRQUEZ, refiriéndose a Ricardo Palma:


En este libro al que nos referimos, pag. 191, dice el citado escritor:--“El 17 (habla del Libertador- Diciembre), cerró los ojos para siempre. Momentos antes, murmuró con voz débil al oído del que se hallaba a su cabecera:--

“Creo que los dos majaderos más grandes de la humanidad hemos sido Don Quijote….. y yo”. (1)

¡Qué blasfemia ¡Qué horror! Esto no es exacto, es una calumnia al hombre más grande de la América latina, al que con su espada y leyes libertó un mundo y constituyó la Gran Colombia. Así no se engrandece la memoria de Bolívar, ni se da prestigio a su gloria para vivir con la vida inmortal en el tiempo; esto es deprimente y ultrajante al Padre de la Patria.
¿Ni cómo puede llamarse al libro SIMÓN BOLÍVAR ÍNTIMO! Llámesele mejor BOLÍVAR ÍNFIMO. Los astros al atardecer, después de abrillantar su carrera descienden al ocaso majestuosamente: y la hora final, en el instante que la materia decae, se debilita y va a desaparecer del tiempo, el hombre piensa en el más allá para recibir el premio o el castigo de sus actos.
A la verdad, Bolívar tenía sus genialidades, galanterías delicadas para sus Oficiales, y para sus Generales, palabras de encomio; así como también caprichos del momento y ocurrencias tan humorísticas, cual sombras para delinear el cuadro de su vida, y la de sus compañeros de armas.
La mano amiga, del Sr. Coronel Don Elías Troncoso, nos ha obsequiado un importante periódico, PÁGINA LITERARIA del Correo del Cauca, en el cual se lee una controversia entre los inteligentes escritores Dn. Mariano Carvajal y Cornelio Hispano. Este último literato ha publicado el libro LOS CANTORES DE BOLÍVAR. obra en la cual se hacen anotaciones deprimentes a la catolicidad de Bolívar, tales como las que no se confesó ni recibió el Santo Viático, porque su acción de vida no le permitía hacer tal cosa. El Sr. Carvajal, con acopio de documentos y como sincero católico, y más conocedor que Cornelio Hispano de los acontecimientos de la independencia, califica el trabajo de Hispano UN LIBRO ENFERMO. Hechas las rectificaciones del caso, dice:--“Lo que sucede es que hay una historia sectaria que se atreve a presentarlos deformados al público, ajeno a éstas disciplinas. Y quiénes cometen estos pecados contra la verdad, que es la vida, aspiran al dictado de historiadores celosos!....
También nosotros, con el respeto que se merece el escritor Sr. Martínez y haciendo propias las palabras del Sr. Carvajal, diríamos lo mismo: UN LIBRO ENFERMO.
La relación del Sr. Martínez, en nuestro concepto, no está conforme con la verdad histórica, ni guarda armonía con las sensatas referencias hechas por los historiadores Blanco y Aspurua, menos con la del médico de cabecera de Bolívar Dr. Próspero A. Réverend; y suponemos que el concepto de Martínez descansa en las Tradiciones del travieso escritor peruano Sr. Ricardo Palma, cuyo humorismo no tenía vallas, y más de las veces, es tan mordaz, que uno se niega a dar asentimiento a ellas. Palma jamás ha querido al Libertador. Siempre burlón, llegó al ultraje en sus últimos tiempos (hace 52 años) y de ahí que todos los escritores de todos los países americanos le salieron al encuentro, siendo el vocero de entonces y el de mayor mérito el historiador Juan B. Pérez y Soto. En Cuenca, terció en la polémica nuestro esclarecido poeta satírico Dr. Luis Cordero, con el siguiente inmortal Soneto:

A UN DETRACTOR DE SIMON BOLIVAR

CASTIGADO YA POR EL FALLO DE LA AMERICA OFENDIDA

Trajiste, por tu mal a la memoria
La heroica hazaña del pastor hebreo
Y quisiste, en tu loco devaneo,
Émulo de David ser en la gloria.

No sólo fue insensata, fue irrisoria,
La audacia criminal de tu deseo;
Porque ¿quién eres tú débil pigmeo
Para herir al gigante de la historia?

Con la honda primitiva del peruano
Lanzaste tosca piedra al eminente
Redentor del linaje americano.

Rióse de tu insania el Continente;
Erró el golpe fatal tu aleve mano,
Y el guijarro cayó.…sobre tu frente.

1878

(1) El Sr. Ricardo Palma, en el libro sus Tradiciones, no dice que Bolívar haya dicho ser dos los majaderos más grandes de la humanidad, sino tres. Que en sus días de humorismo el Libertador se haya expresado en esos términos al departir con sus amigos, no es difícil; pero en los momentos de su muerte, como lo asegura el Sr. Martínez, es algo inverosímil, y sobre este punto viene la rectificación que anotamos. El Dr. Reverend y más personas que estuvieron presentes a la muerte de Bolívar, nada dicen al respecto.

Los tres majaderos a que refiere Palma son: Jesucristo, El Quijote y Bolívar.

TRABAJOS GENEALOGICOS DE DON PEDRO ROBLES CHAMBERS

Author: Teodoro Albornoz /

En 1938, el “Centro de Investigaciones Históricas de Guayaquil”designa Miembro de Número al señor Pedro Robles Chambers, quien se incorpora a dicha Institución con un trabajo de mérito extraordinario intitulado modestamente Contribución para el estudio de la sociedad colonial de Guayaquil; trabajo que, al ser publicado, llama la atención por la extrema juventud del autor y la maestría con que éste iníciase en el campo histórico, prefiriendo precisamente una de sus más difíciles disciplinas. En efecto, ese libro hasta ahora no ha sido superado en el Ecuador entre los pocos que se han escrito en materia genealógica, pues a todos aventaja por la abundancia de datos suministrados como por el método y claridad con que se los presenta, además de que ellos se basan siempre en escrupulosa investigación.
Ya desde entonces, en lo más florido de su juventud, Robles Chambers declara que al cultivo de la genealogía –rama auxiliar de las más importantes con las que cuenta la Historia- lo lleva “una irresistible vocación temperamental” y no “el deseo de alagar la vanidad de nadie, ni mucho menos el de satisfacer la pueril preocupación de algunos que ansían brillar más por el mérito de sus antepasados o parientes que por el suyo propio”, olvidando lo que “dijo y repitió Vélez de Guevara;

no es señor quien señor nace,
sino quien lo sabe ser”.

Efectivamente, la labor posterior de Robles Chambers no desciende a puerilidades, antes demuestra que ella está inspirada por un profundo sentimiento patriótico, sea de honrar a eminentes personajes ecuatorianos, de estudiar puntos dudosos de historia nacional o de dar a conocer los linajes de numerosas familias del país o vinculados a él, pero cuidando de anotar los merecimientos de los que destácanse en cada una de sus genealogías. Esa noble intención prima en producciones tan valiosas de su pluma como Los antepasados de Rocafuerte, Juan Ruiz de Santo Domingo, Abogado de la Real Audiencia de Quito, Autoridades Eclesiásticas, Estudio sobre el origen del Escudo de Armas colonia de la Ciudad de Santiago de Guayaquil, Hidalguías guayaquileñas, etc.
Quiero referirme ahora, aunque en breves líneas, a las trae últimas publicaciones que del señor Robles Chambers he tenido la satisfacción de recibir. Es la primera el Homenaje a la memoria del eminente Prelado guayaquileño Excmo. Sr. Dr. Dn. Francisco Xavier de Garaycoa y Llaguno. Preceden las noticias genealógicas de lailustre estirpe de los Garaycoas, que tanto interesa a los cuencanos por ser la misma del Héroe del Pichincha Abdón Calderón, cuya madre –doña Manuela Garaycoa Llaguno- es hermana del primer Obispo de Guayaquil y segundo Arzobispo de Quito, a quien se rinde este homenaje, no sólo dando sus antecedentes familiares, sino consagrándole una reseña biográfica hábilmente escrita, pues hace conocer en todas sus fases la interesante figura de ese personaje, digno de ser recordado por su piedad y virtudes llevadas hasta la heroicidad.
La segunda obra es la dedicada a Isabelita Morlás y sus linajes. Conocido es el episodio protagonizado por Isabel Morlás y Tinoco, la hermosa muchacha nacida en Puerto Cabello y residente con sus padres en Guayaquil, que por capricho suyo de bailar una noche de las tibias del puerto, obtiene de don José de Villamil, casado con Ana Garaycoa, la realización en casa de éstos de la célebre reunión que sirve para preparar definitivamente el advenimiento de la libertad en el glorioso 9 de Octubre de 1820. Isabel, de trece años de edad, en la noche del baile es novia del prócer León Febres Cordero y Oberto, con el que poco después se casa, naciendo sus primeros hijos en Guayaquil y Quito. Robles Chambers presenta detalladas genealogías de las familias Morlás, Febres Cordero, Tinoco, Ágreda, Pagola y Besse de Morián. La de Febres-Cordero está íntimamente ligada con familias del Ecuador y, particularizando más, con varias de Cuenca, pues León de Febres y Oberto es hijo de Bartolomé de Febres Cordero Padrón, que, a su vez, es pader de Francisco de Febres Cordero Montoya, quien de su matrimonio con doña Ana Muñoz Cárdenas tiene por hijo al sabio religioso Hermano Miguel de las Escuelas Cristianas.
La tercera y última publicación recibida refiérese a las Autoridades Coloniales de la antigua Provincia de Guayaquil. Va primero una lista de más de cien Tenientes de Corregidores y luego otra, así mismo de más de cien individuos que en diversas épocas reciben nombramiento de Tenientes de Gobernadores. Ambas nóminas están acompañadas de las fechas en que desempeñan el cargo, del lugar en que ejercen jurisdicción y, muchas veces, de los nombres de las autoridades superiores que hacen la designación del destino, todo ello en orden cronológico, lo que facilita para una rápida utilización del dato.
Las obras del señor Robles Chambers son apreciadas en todo su gran valor no sólo en nuestra Patria, sino en todo el Continente, en donde con justicia se lo considera como uno de los genealogistas de mayor reputación por la importancia de sus trabajos de índole histórica.

VICTOR MANUEL ALBORNOZ

Toponimia de la parroquia de Ludo

Author: Teodoro Albornoz /

Los siguientes son los límites de la parroquia de Ludo: al norte las parroquias de San Bartolomé y Sigsig, extendiéndose la línea divisoria por la colina de Gutún y los cerros “Tres Cruces”y Situitacar; al sur la parroquia de Jima arroyos de Guagual-guayco, Esmeraldas e Higüila-corral y el páramo de Yaguarcocha; al este con la parroquia del Sigsig siendo la división en el cerro (alto) Huallil, siguiendo la cordillera de Puillo, sube a la de Caicán, desciende al Altar-urco y termina en la cordillera andina de Angas; y al occidente la parroquia de Quinjeo, en los cerros y sitios denominados Situitacán, Izhcai-cocha, Yurac-allpa, Huillín?, Pinchi-zhayana, Yanta-zhitama y Rumihurco.

La parroquia cuenta, aproximadamente, tres mil habitantes.

Las industrias principales son las de la agricultura, tejidos de lana y algodón, manufactura de sombreros de paja toquilla y la alfarería.

Las producciones que más abundan son: maíz, habas, fréjol, alverja, trigo, cebada y patatas.

Achupallas.- lugar de Ludo
Alpa-rupazhaca.- lugar de Ludo
Anga-pamba.- lugar de Ludo
Angas.- estribación andina en el límite oriental de la parroquia.
Angas.- río que nace en la cordillera de los Andes. Desemboca en el río Moya?
Alto Bolo, Hato-bolo o Atug-bolo.- lugar de Ludo 100 hab. m/m.
Araña-cocha.- lugar de Ludo.
Banguir .- lugar de Ludo.
Bante?, Baute.- arroyo que desemboca en el río Angas o Moya.
Baquiana.
Biglib.
Bolo-convento.- lugar de Ludo. 100 hab. m/m. tiene una capilla.
Bolo-garo.- lugar de Ludo. 100 hab. m/m.
Buena vista.- parcialidad de Ludo. Tiene una Escuela Fiscal.
Capi-zhapa,
Capulí,
Cari-cazpazhaca.
Casacaza.- arroyo que desemboca en el río Angas?
Castillo quingray.- lugar de Ludo.
Cazhapugro.- parcialidad de Ludo. 100 hab. m/m.
Cebada loma.- lugar de Ludo
Cerro negro.- lugar de Ludo
Caicán.- cerro alto situado al oriente de la parroquia, en la línea divisoria con la del Sigsig.
Collana.- parcialidad de Ludo. Cien habitantes mas o menos. Tiene una escuela.
Cría monjas.- lugar de Ludo. Cuenta con cien habitantes mas o menos. Tiene una Escuela.
Cruz de Amorgeo.- lugar de Ludo.
Cruz- guzha.- lugar de Ludo.
Cruz loma.- cerro que queda al norte? de Ludo.
Cruz-pamba.- lugar de Ludo.
Culailo.- lugar de Ludo.
Curiquinga.- lugar de Ludo.
Chaguar-pamba.- parcialidad de Ludo. 100 hab. m/m.
Chapu.- parcialidad de Ludo. 100 hab. m/m.
Chocar.- lugar de Ludo.
Chubadel.- parcialidad de Ludo. Cuenta, aproximadamente 100 habitantes.
Chucho-loma.- lugar de Ludo.
Duco-potrero.- lugar de Ludo.
Dudas-guaico.- lugar de Ludo.
Era-pamba.- lugar de Ludo.
Escaleras.- lugar de Ludo.
Garo.- arroyo que desemboca en el río Angas o Moya?
Garo-pungo.- lugar de Ludo.
Guagual-guayco.- lugar y arroyo que queda al sur de la parroquia, dividiéndola con la de Jima.
Higüila.- lugar de Ludo.
Higüila corral.- lugar que queda al sur de la parroquia en los límites con Jima.
Huco-guiña.- hermosa colina (o cerro?) que queda al sur? de Ludo.
Huillín.- elevado cerro que queda al occidente de la parroquia en el límite con la de Quinjeo
Izhicay-cocha.- lugar de Ludo.
Jacarcar.- parcialidad de Ludo. Hoy se la conoce con el nombre de San Antonio de Jacarcar. Tiene cien habitantes mas o menos. Tiene una Escuela Municipal. Existe una capilla, donde anualmente se celebran dos fiestas religiosas. Cuándo?
La cría.- parcialidad de Ludo. 100 hab. m/m.
Lirio.- lugar que queda en Ludo
Loma larga.- lugar de Ludo.
Ludo.- es el centro de la parroquia. Existen dos escuelas fiscales. Cuenta con una iglesia.
Mala caparina.- lugar de Ludo.
Mama garro.- lugar de Ludo.
Mariguiña (marinina?).- lugar de Ludo.
Martín pamba.- lugar de Ludo.
Mizhiqui-yacu.- lugar de Ludo.
Ocas loma.- lugar de Ludo.
Oso armana.- lugar de Ludo.
Papas-cazhacu.- lugar de Ludo.
Papas-loma.- lugar de Ludo.
Picota.- lugar de Ludo.
Pillauzhi.- lugar de Ludo.
Pirancho.- lugar de Ludo.
Portón.- lugar de Ludo.
Purana.- lugar de Ludo.
Quillo- coral (corral?).- lugar de Ludo.
Quina.- lugar de Ludo.
Quita-pugllana.- lugar de Ludo.
Rancho.- lugar de Ludo.
Rodeo.- lugar de Ludo. 100 hab. m/m.
Rompe cucho.- lugar de Ludo.
Rumi loma.- lugar de Ludo.
Rumi pamba.- lugar de Ludo.
Rumi-urco.- lugar poblado. 100 hab. m/m. elevado cerro que queda al occidente o al sur? de Ludo.
San Antonio de Jacarcar.- (véase Jacarcar).
San Juan Loma.- lugar de Ludo.
Sarar.- parcialidad de Ludo. Cuenta cien hab. m/m.
Sarar y quesera, ¿son dos lugares o nó?.- lugar de Ludo.
Sari-cara.- lugar de Ludo.
Sasapud.- lugar de Ludo.
Serrac.- parcialidad de Ludo. 100 hab. m/m. existe una escuela particular.
Sigrig cocha.- lugar de Ludo.
Silla loma.- lugar de Ludo.
Solo.- lugar de Ludo.
Tabla-guaico.- lugar de Ludo.
Tablón.- lugar de Ludo.
Tambo-loma.- lugar de Ludo.
Taqui-sacha.-lugar de Ludo.
Timón-loma.- lugar de Ludo.
Tocte.- lugar de Ludo.
Tomas de Pamar.- lugar de Ludo.
Trigo-potrero.- lugar de Ludo.
Turo-pamba.- lugar de Ludo.
Verde.- lugar de Ludo.
Verde corral.- lugar de Ludo.
Virgen pamba.- lugar de Ludo.
Yaguar-cocha.- lugar de Ludo.
Yanta-zhitama.- lugar que queda al occidente de la parroquia, colindando con la de Quinjeo
Yurac ¿Es Portón Yurac?
Yurac-allpa.- lugar que queda al occidente de la parroquia en el límite con la de Quinjeo.
Yucac-pungo.- lugar de Ludo.
Zalo.- lugar de Ludo.
Zhibinig.- parcialidad de Ludo. Mas o menos tiene cien habitantes.
Zhiran chogllo.- lugar de Ludo.
Zhuzha-longo.- lugar de Ludo.
Zhuzhi.- lugar de Ludo.

Indice|





Toponimia de la parroquia de Jima


Los límites de la parroquia de Jima son los siguientes: por el norte la parroquia de Ludo entre Guagual-guaico y Banguir; por el sur la parroquia de Nabón, entre Motezana y Yana-rumi; por el oriente el río Paraná, según títulos de adquisición de los bosques de Cuyes por los habitantes de Jima; y por el occidente las parroquias de Girón, Cumbe y Quinjeo (este último en pequeña parte), siendo la línea divisoria el camino público que de Gualaceo parte a Loja.
La parroquia cuenta aproximadamente con 1.000 habitantes, dedicados en su mayor parte a la agricultura. También se practica el tejido de bayetas, y no pocos se dedican a exportar hacia Zaruma los quesos producidos en la región.
Sus productos principales, propios de las regiones frías, son maíz, patatas, habas, cebada, alverjas, ocas, mellocos.
Se divide en dos parcialidades: San José de Raranga y Zhipta.


Toponimia de la parroquia de El Oriente


La parroquia de Oriente fue creada el año 1896 (al segundo año que entró Alfaro).
Fue su primer Teniente Político Braulio Peralta (6 meses).-Luego le siguieron: Natal Cabrera (5 o 6 meses).- Fernando Andrade Luzuriaga (3 años).- Natal Cabrera (4 años).-Javier Banegas (1 año).- Natal Cabrera (1 año).- Arcenio Campoverde (3 meses).- Natal Cabrera (¿).- David Cabrera (1 año).-Natal Cabrera (¿).- Fernando Andrade.- Natal Cabrera.- Fernando Andrade (poco tiempo).- Natal Cabrera (desde 1926 hasta 1932?).

Los siguientes son los límites de esta parroquia: por el norte con la quebrada de Nocay, en parte, y en el resto con la cuchilla de Yuguín hasta el punto Ushuzho? de la parroquia de El Pan; por el sur el río San Francisco; por el Oriente, en parte la parroquia de El Pan y en el resto las jibarías; y por el occidente el río Santa Bárbara.
Aproximadamente, el número de habitantes de esta parroquia llega a cuatro mil.



Parroquia de Jadán


Los siguientes son los límites de esta parroquia: por el norte, con la parroquia de San Cristóbal (del cantón Paute) y con la de Nulti ( ), la quebrada Chicticay y el río Jadán al medio; por el sur con las parroquias de San Bartolomé (del cantón Gualaquiza), Quinjeo, y una pequeña parte con la de Santa Ana (las dos últimas del Cantón Cuenca), la quebrada de Gordéleg al medio; por el este con las parroquias de Gualaceo y San Juan; y por el occidente con las parroquias de Nulti, Paccha y Santa Ana, la quebrada de Gordéleg y el río de Jadán al medio.
Se calcula que el número de habitantes de esta parroquia llega a seis mil. Se la divide en seis extensas parcialidades, que son: Monjas, Shidmad, Lalcote, El Carmen, San Juan-pamba y El Centro.





Parroquia de Chordeleg


Esta parroquia se halla limitada en la forma que a continuación se expresa: por el norte, con el riachuelo Gúlag que, unido al Pungu-guaico, forma el río Guaynincay que la separa de la parroquia de Gualaceo; por el este con la cordillera de los Andes, desde el cerro Hüincay hasta el de Fasaiñán, donde queda la línea divisoria con Indanza; por el occidente con el río Santa Bárbara que la recorre separándola de las parroquias del Sigsig –perteneciente al cantón Gualaquiza- y de la de San Juan; y por el sur con el río Zhío, división que principia desde el cerro Fasaiñán hasta encontrarse con la quebrada Pactente que se encuentra al frente de Delegsol y que separa la parroquia de las de Sigsig y San Juan.
El número de habitantes de la parroquia de Chordeleg se calcula en diez mil personas.
En el presente trabajo se divide la parroquia en trece parcialidades, a saber: El Centro, Shabalula, Cuchil, Turapalte, Guashachala, Zhío, Zhondeleg, Porrión, Saransol, Puzhío, Delegsol, Celel y Principal.

Chordeleg (Shor.déleg)

Respecto a la etimología dice González Suárez: «Chordeleg.- Este nombre se descompondría así: Chob-or-he-zek. Chob en quiché significa encaminar, ponerse en camino. He es partícula de plural, que significa ellos. Zek, entre otros significados, tiene el de sollozar, gemir. La partícula or al verbo, basta para transformarlo de activo en neutro; de donde se deduce la circunlocución siguiente: Ellos se ponen en camino, gimiendo. ¿Tendremos, por ventura, en nuestro Chordeleg de ahora, el Hcay-ñan, de que hace mención la leyenda de los Cañaris?.... Pudiera aventurarse otra explicación. Chob en quiché es horno, como hoyo, bajo de tierra. Zep, significa fundar, asentar un pueblo, poner plan, juntar; pero en este caso la partícula pospositiva or no puede ser convenientemente interpretada porque no estaría bien convertido el término sustantivo chob en un verbo neutro; a no ser que se tome por verbo ella misma, y entonces significaría agujerear, y la otra palabra no sería he, sino, a la inversa eh, para demostrar plural. En este supuesto Chob-or-eh-zep, sería lo mismo que agujerear hoyos como hornos y arreglarlos en el suelo. Acaso ésta podría ser la interpretación menos aventurada, teniendo en cuenta que Chordeleg fue el sitio donde se descubrieron los sepulcros, cavados en tierra y dispuestos con cierto plan y orden determinado» (Historia General de la República del Ecuador. Tomo I. Quito 1890.Pag. 179.

Llaver.- montículo situado al nor-este del pueblo de Chordeleg. Queda junto a la colina denominada Zhimpirca, frente a la de Shaurinshi.
Se lee en González Suárez:«En el mismo punto donde está ahora la aldea de Chordeleg, hay dos colinas muy notables: la una se conoce con el nombre de Llaver, y la otra con el de Zhaurinzhí; se hallan una enfrente de otra ocupando respectivamente los extremos de la diagonal, trazada de oriente a occidente en el plano de las famosas sepulturas encontradas en aquel lugar. Estas colinas estaban labradas por la mano del hombre, y se les había dado la forma de pirámides cuadrangulares truncadas, divididas en dos o, acaso, en más cuerpos desiguales de mayor a menor; pues en la una, en la oriental, a pesar del transcurso del tiempo y de las mudanzas que ha sufrido el terreno, todavía se veían (1878) algunos restos del muro de piedra de uno de los cuerpos de las pirámide. El muro había sido construido con piedras toscas, pequeñas, primorosamente ajustadas unas con otras».
(Historia General de la República de Ecuador. Quito. 1890. T. I. Pag. 276).
En la parcialidad de Ruizho, perteneciente a la parroquia de San Bartolomé (del cantón Sigsig) existe también un lugar denominado Llaver.



Parroquia de Gualaceo

Los siguientes son los límites de esta parroquia: por el norte con el río Cuenca, en parte, y en otra con la parroquia de Jadán; por el sur la parroquia de San Juan, teniendo por sendero divisorio la quebrada de Peste, que continúa hacia el oeste hasta empalmar con la cordillera que le separa de la parroquia de Jadán; por el Oriente el río Santa Bárbara, las parroquias del Oriente y Chordeleg y el río San Francisco hasya tocar con el punto denominado Patucocha que se dirije a la región oriental de Indanza; y por el occidente la parroquia de Jadán, que que la separa la cordillera que lleba el nombre de Cuzhín, hasta llegar al puente Chicticay.
Se calcula que el número de pobladores de la parroquia asciende a once mil.
Guailacela, nacido en Gualaceo donde recide en 1932. En Caguazhin, existe también en 1935 un indio de apellido Guailacela.
La final cela abunda entre los apelativos de indios en el cantón Gualaceo. Así tenemos: Saquicela, Nivicela, Muicela, Piñaicela (San Juan), Tenecela, Gaguancela, Chimbaicela, Chimbaicela, Guaricela. (1)
También hay la partícula guai en ciertos apellidos netamente indígenas: Guaillasaca (también nombre de un cerro en Santa Ana), Guaillas, Guaibi.
(1) los Saybaicela fueron los indios caciques del Sigsig en los primeros tiempos de la dominación española.



Parroquia de San Bartolomé


Los siguientes son los límites de San Bartolomé de Arokxapa: por el norte la parroquia de San Juan y Jadán, el arroyo Pizhi-yaguarsol al medio; por el sur con la de Ludo, y en parte la de Quinjeo, en el cerro en la cordillera Causari, de Lazapud; por el este con la del Sigsig, quedando intermedios el río de Pamar y en parte el Santa Bárbara en su afluencia con aquel; por el occidente con la de Santa Ana y en la parte de Quinjeo en la cordillera de Alpachaca, Migüir y Ugzha-loma y el plan denominado Yabana. Al sudoeste colinda con la parroquia de Quinjeo.
Se calcula que la parroquia mide una extensión de ciento cuarenta kilómetros cuadrados.
El número de sus habitantes pasa de tres mil.
Cuatro son las principales parcialidades de la parroquia: la del Centro, que es la más poblada, la de Guanña, la de Taguán y la de Puizho (?)
La configuración del terreno es en su mayor parte accidentado.
Las principales producciones de la comarca son: maíz, fréjol, cebada, trigo, habas, alverja, patatas. En la parte baja se produce caña de azúcar y variedad de árboles frutales.
La parroquia se encuentra atravesada de norte a sur con yacimientos mineros de plata y hierro, existiendo también en la región sur criaderos de cal.
La principal industria es la agricultura, si bien muchos se dedican a la manufactura del tejido de sombreros de paja toquilla.




Parroquia de Chordeleg


Esta parroquia se halla limitada en la forma que a continuación se expresa: por el norte, con el riachuelo Gúlag que, unido al Pungu-guaico, forma el río Guaynincay que la separa de la parroquia de Gualaceo; por el este con la cordillera de los Andes, desde el cerro Hüincay hasta el de Fasaiñán, donde queda la línea divisoria con Indanza; por el occidente con el río Santa Bárbara que la recorre separándola de las parroquias del Sigsig –perteneciente al cantón Gualaquiza- y de la de San Juan; y por el sur con el río Zhío, división que principia desde el cerro Fasaiñán hasta encontrarse con la quebrada Pactente que se encuentra al frente de Delegsol y que separa la parroquia de las de Sigsig y San Juan.
El número de habitantes de la parroquia de Chordeleg se calcula en diez mil personas.
En el presente trabajo se divide la parroquia en trece parcialidades, a saber: El Centro, Shabalula, Cuchil, Turapalte, Guashachala, Zhío, Zhondeleg, Porrión, Saransol, Puzhío, Delegsol, Celel y Principal.

Chordeleg (Shor.déleg)

Respecto a la etimología dice González Suárez: «Chordeleg.- Este nombre se descompondría así: Chob-or-he-zek. Chob en quiché significa encaminar, ponerse en camino. He es partícula de plural, que significa ellos. Zek, entre otros significados, tiene el de sollozar, gemir. La partícula or al verbo, basta para transformarlo de activo en neutro; de donde se deduce la circunlocución siguiente: Ellos se ponen en camino, gimiendo. ¿Tendremos, por ventura, en nuestro Chordeleg de ahora, el Hcay-ñan, de que hace mención la leyenda de los Cañaris?.... Pudiera aventurarse otra explicación. Chob en quiché es horno, como hoyo, bajo de tierra. Zep, significa fundar, asentar un pueblo, poner plan, juntar; pero en este caso la partícula pospositiva or no puede ser convenientemente interpretada porque no estaría bien convertido el término sustantivo chob en un verbo neutro; a no ser que se tome por verbo ella misma, y entonces significaría agujerear, y la otra palabra no sería he, sino, a la inversa eh, para demostrar plural. En este supuesto Chob-or-eh-zep, sería lo mismo que agujerear hoyos como hornos y arreglarlos en el suelo. Acaso ésta podría ser la interpretación menos aventurada, teniendo en cuenta que Chordeleg fue el sitio donde se descubrieron los sepulcros, cavados en tierra y dispuestos con cierto plan y orden determinado» (Historia General de la República del Ecuador. Tomo I. Quito 1890.Pag. 179.

Llaver.- montículo situado al nor-este del pueblo de Chordeleg. Queda junto a la colina denominada Zhimpirca, frente a la de Shaurinshi.
Se lee en González Suárez:«En el mismo punto donde está ahora la aldea de Chordeleg, hay dos colinas muy notables: la una se conoce con el nombre de Llaver, y la otra con el de Zhaurinzhí; se hallan una enfrente de otra ocupando respectivamente los extremos de la diagonal, trazada de oriente a occidente en el plano de las famosas sepulturas encontradas en aquel lugar. Estas colinas estaban labradas por la mano del hombre, y se les había dado la forma de pirámides cuadrangulares truncadas, divididas en dos o, acaso, en más cuerpos desiguales de mayor a menor; pues en la una, en la oriental, a pesar del transcurso del tiempo y de las mudanzas que ha sufrido el terreno, todavía se veían (1878) algunos restos del muro de piedra de uno de los cuerpos de las pirámide. El muro había sido construido con piedras toscas, pequeñas, primorosamente ajustadas unas con otras».
(Historia General de la República de Ecuador. Quito. 1890. T. I. Pag. 276).
En la parcialidad de Ruizho, perteneciente a la parroquia de San Bartolomé (del cantón Sigsig) existe también un lugar denominado Llaver.

T A S Q U I L E S

Author: Teodoro Albornoz /

Reapertura

Alégrate, lector, conmigo: la Academia del Azuay revive. Al cabo de tres días de años, sacude el marasmo, rompe la losa, catea horizontes y principia a andar. Era tiempo. Hay nubes en el cielo – las nubes inevitables--, pero también el azul que basta para que cerca del cenit ofrezca tantos festines de lumbre, el sol triunfal. Así se evitarán precipicios, i se podrá reír, con gesto de regocijo, cuando piedrecilla cualquiera tenga la osadía de dar un golpe de cariño, más que de ira, a nuestros charolados zapatos.
Y esto hasta que se pueda viajar en coche.
Mucho espero, lo mismo que tú, lector, de este centro literario. Supongo que después de su escapada del mundo habrá tornado algo más modesta sin arrebatos líricos muy reñidos con la realidad. Ojalá no se vea en sus salones sino a quienes deben estar en ellos. Erato, Caliope y Clio con nuestras novias, i no pueden faltar. Para extender el círculo de nuestras relaciones, ojalá se llame a Talia y Polimnia. Todos sabemos que sería ridículo – dada nuestra pequeñez- galantear a la del puñal ensangrentado, Melpómene, i a la del traje de estrellas, Urania.
Sería de opinión que la encantadora Euterpe venga cuando se la llame; i esto sea lo más tarde.
En cuanto a Terpsícore, jamás se le abran las puertas. No hay que olvidar que es madre de las Sirenas.


R. I. P.

Quiero hablarte aquí, lector, de un hijo mío – por cierto adoptivo- sietemesino que ha muerto en día de difuntos, es decir, con toda oportunidad i bellamente: un bel morire tutta una vita onora.
Te hablo de aquel certámen literario promovido en el N° VI de esta Revista. Ah! El pobre chico ha muerto……. De hambre, de sed, de abrasamiento, de asfixia.
No te culpo muy mucho, lector, porque más que tú tuvieron la culpa aquellos – de quienes me hago solidario- sí, aquellos que llamaron a grandes voces demandando apoyo de la Literatura sin acordarse de que sus voces se perdían en la campana de cristal donde la muerte de todo entusiasmo había formado el vacío.
Aquí –se pensó- donde cada uno tiene su flauta, es fácil formar un concierto. –Pero sucedió lo que en las serenatas improvisadas, en que la muchacha, (la muchacha es la Revista), se queda sin oír canciones porque a los músicos se les antoja estar afónicos. Y cuando flautas, pitos…
A mal sin remedio no hay otro remedio que ponerle buena cara: así, lector, aquella que quiero que pongas, al recoger las pocas composiciones que enviaste al certamen, y que están a tu disposición en esta tu casa. I si vives a más de siete veces siete leguas, te haré el favor de mandártela por correo, siempre que indique el número i la calle i la población, donde harás una mueca de desdén al saber lo infructuoso de tu noble tarea. Pero ya te he dicho: a mal sin remedio…


Fynida

I aquí, para terminar, dígote lector, que yo, el hijo de mi madre, he vuelto al hogar abandonado: esta humilde Revista fundada por el talento de Luis Peralta i por el entusiasmo mío.
Reúno lo mezquino de mi esfuerzo al de otros muchachos inteligentes, ya avezados en estos achaques, pues son quienes han dirigido Hacia el Ideal desde hace seis meses: me refiero a mis dignos amigos José m. Astudillo O. i Ricardo Darquea G.
Tú, lector, el que usas barba blanca, traje negro i lentes dorados, tendrás una palabra de aliento i talvez digas, recordando al Poeta:

< es preciso triunfar!
Donde ha habido laureles
ha tenido que haber voluntad.

Como es hembra la vida
ama al fuerte varón,
i se rinde a su brazo
porque goza en rendirse al vigor.>>

I el sátiro viejo, el que nadie conoce i el que es de todos conocido, reirá largamente desde el fondo más oscuro de la alcoba del bohemio.

VICTOR M. ALBORNOZ.

“Hacia El Ideal” N° XIII Noviembre 1915.

Sr. Dr. FERNANDO JURADO NOBOA

Author: Teodoro Albornoz /

Cuenca a, 14 de Noviembre de 2005

Quito.

Muy distinguido historiador:

Disculpe Ud. que tenga el atrevimiento de presentarme por mi propia cuenta, pues desde hace mucho tiempo he querido hacerlo de la mejor manera, pero, a donde dirigirme?. Hoy lo hago con el temor de no saber si llegue ésta a sus manos, y es más, si Ud. la acepte.

Mi hermano Armando Albornoz Vintimilla, hace unos días tuvo la gentileza de prestarme el magistral trabajo genealógico realizado por Ud. “Los Albornoz Familia Fundadora del País”; allí encuentro algunos datos que, para mí, no corresponden a la realidad.

Don, RAFAEL ALBORNOZ FREIRE, nació en Quito el 18 de Enero de 1839; su hijo Víctor Manuel, en su poemario “La Llaga de Job” intitula uno de los versos “18 DE ENERO” en esta forma: Padre mío, ha llegado tu día: ha llegado el diez y ocho de Enero. ¿No recuerdas? Tu santo es hoy día……….---

Su primera carta, en la que se dirige a Federico González Suárez, al regresar del Perú, tiene la fecha de: Cuenca Junio 23 de 1910, en la que comienza diciéndole: “Desde hace 2 años y medio que me hallo en este lugar donde es tan querido su Ilma”…; por lo que yo deduzco, tal vez equivocadamente, que la familia Albornoz Cabanillas llega a Cuenca a mediados de 1907. Un dato que le recuerda a su amigo es: “Su Ilma. Vivía junto al Tajamar y yo de la Cruz de Piedra dirección a la piedra del Toro, y algunas veces salíamos juntos de la Universidad y nos dirijíamos a nuestras casas”…; la contestación a ésta lleva fecha de 3 de Julio de 1910.

El cuatro de Julio de 1920 concede Poder General amplio y suficiente a sus hijos Rafael y Víctor Manuel, concediéndoles las más altas facultades, para que juntos o separadamente, constituyan a su nombre fianzas o garantías por los negocios y operaciones que hicieren los mismos en una sociedad comercial que han celebrado. “Albornoz Hermanos”. La cláusula primera de esta sociedad dice: Forman una sociedad comercial para toda clase de operaciones y negocios civiles o mercantiles, como son de importación y exportación, comisiones, representaciones, giros, operaciones de bolsa, etcétera, las que se ejecutarán en cualquier lugar de la República o fuera de ella y en el sentido que vieren convenir los interesados. Esta Sociedad se declara extinguida en Junio 24 de 1922.

En la Partida de Bautismo de (Federico) dice: Trajano Federico, y la fecha de nacimiento es el 3 de Febrero de 1883.

En la Partida de Bautismo de María Hermosina, curiosamente no se pone la fecha de su nacimiento, es bautizada el Primero de Enero de mil ochocientos noventa y nueve, de un año tres meses de edad; posiblemente nace a fines de 1897; y algo más curioso, para mí, en esta partida dice en su parte pertinente: hija legítima de GASPAR Albornoz; posiblemente mi abuelo llevaba este nombre ya sea como primero o segundo.

En cuanto a la partida de mi padre, no se hace mención al segundo nombre (Gregorio), únicamente dice Benjamín, nacido el doce de marzo de mil ochocientos noventa y nueve.

En la fotografía en que aparece mi padre (pag. 268) estaría recién nacido.

Difícilmente mi abuelo enviaría para Quito a mi padre cuando tenía 14 años de edad.

Entonces mi padre fallece a los 61 años de edad y no más.

Las partidas de Rafael y Víctor Manuel deben estar con seguridad en Huancayo, todavía no las puedo conseguir.

Si Víctor Manuel era mayor a Benjamín con cuatro años, deducimos que nació por 1895 y no en 1892. Aquí el Dr. Márquez Tapia comete un error.

El negativo de la foto familiar existe en la Biblioteca Nacional del Perú, y según ellos, dice tomada en 1902, en Lima? por el Sr. Manuel Moral.

Mi abuelo, en Lima, recopiló artículos periodísticos, especialmente que tratan de medicina, y entre esos se encuentran fechas como 1904, 1905, 1906. Actualmente se encuentran en mi poder. Sostengo que no podía recopilar lo que no se había publicado aún; esto lo digo por que algunos de mis hermanos aseguran que la familia llegó a Cuenca en 1900.

Sobre mi tía, María Hermosina, se dice que fue autora de muchos poemas y canciones, que también pintó algunos cuadros, lastimosamente no se ha conservado nada de lo antedicho.

En cuanto al dato de Ximena Augusta Vintimilla Moscoso, debo manifestar que no se graduó nunca de abogada, pues cursó sólo hasta el 4° año de derecho.

En lo que se refiere a Yolanda Albornoz Peralta, se casó con Alfredo Lara Cruz en 1952, divorciándose en seguida, al parecer no se consumó el matrimonio.

Existe un dato interesante para Ud. LINO ALBORNOZ fue casado con Doña ESTHER VALENZUELA, que fallece en Guayaquil por 1933. Su hija Juanita Albornoz Valenzuela.
(Carta a Víctor Manuel Albornoz, 7 de Septiembre de 1939). Lo que me hace suponer que cuando mi abuelo regresa al Ecuador, a lo mejor, se hospeda en casa de su hermano en Guayaquil.

La esposa del Dr. Mariano Martín es Doña Aurora Monteza Eguren. Tuvieron tres hijos: Manuel, casado con Lidia Rodríguez Dávila y dos hijas que se hicieron monjas. Manuel: son sus hijos: Aurora, vive en Caracas, Manuel, Alberto y Alfredo, todos ellos con descendencia. Las hijas de Manuel son: Miryan, de profesión Arquitecta: Mirtha, también de profesión Arquitecta y Crítica de arte; y, Maritza Albornoz Lira, vive en Miami. El Dr. Mariano Martín es autor de “Breves apuntes sobre las regiones amazónicas” obra publicada en Lima en 1885; fue Miembro del Ateneo de Lima. Fue Presidente por muchos años de la “Sociedad de Obreros del Porvenir de Amazonas” Parte de su correspondencia con algunos personajes nacionales y extranjeros se encuentra regada en algunos periódicos de esa época en Lima.

En lo referente a las dos primeras obras de Víctor M. Albornoz, una en 1902, ALGUNOS DATOS RELATIVOS AL PADRE DEL HEROE, y otra en 1907, EL 25 DE ABRIL DE 1907, debo manifestar categóricamente que no son escritas por él; es más, la última citada corresponde al Dr. Aurelio Dávila, y se edita en Guayaquil Imp. «POPULAR» 1909.

Disculpe Ud. Señor Doctor si me he extendido en esta mi presentación, pues quisiera tener el alto honor de una respuesta; considérela Ud.

En ningún momento he querido poner en tela de juicio su invalorable estudio, lo que si quiero es, aportar con un granito de arena en lo que respecta a sus valiosísimos archivos.

Muy respetuosamente,

TEODORO ALBORNOZ VINTIMILLA

Correo electrónico: teodoroalbornoz@hotmail.com
Casilla de correos: N° 57 Cuenca.