A la memoria de:
ALICIA ORDOÑEZ DE CUEVA JARAMILLO
Era su frente una frente
que adentro tuvo un crisol
donde el oro de la idea
adquiría resplandor.
Eran unos ojos grandes
que mostraban el negror
de la noche, y, sin embrago,
alumbraban como el sol.
Eran sus labios dos rosas
que Primavera le dio
para la hora del ensueño
y la pascua del amor.
Era un ritmo, una armonía,
un suspiro, una canción:
en la garganta tenía
escondido un ruiseñor.
Era una clara fontana
de bondad su corazón:
brindó a todos alegría
y ella se guardó el dolor.
Era una mujer, de aquellas
mujeres de selección.
Era una alma, dulce y bella,
como el alma de una flor.
VICTOR MANUEL ALBORNOZ
Amigos
RECORDACION
Author: Teodoro Albornoz /
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