“En trece de abril de mil ochocientos cuarenta y cuatro, el Prebendado José Veitemilla, DE LICENTIA PAROCHI, bautizó solemnemente a Manuel María Federico del Sacramento, hijo legítimo y de legítimo matrimonio de los señores Manuel González y Mercedes Suárez; fue su padrino el señor José María Suárez, a quién advirtió su obligación y parentesco. Lo certifico.- Dr. JOSE CHICA (f)”.
“En veinte días del mes de febrero de mil setecientos noventa y cinco años.- Yo, beneficiado, cura castrense don Francisco Josef del Aguila, certifico que con mi licencia y asistencia, el presbítero doctor Josef Cándido Martínez, Secretario de visita, bautizó solemnemente, puso óleo y crisma a Antonio Josef Francisco, hijo legítimo de don Vicente de Sucre y de doña Manuela Alcalá, el cual niño tenía diez y siete días: fueron padrinos el beneficiado don Patricio de Alcalá y doña Juana Jerónima de Sánchez a quienes advertí su obligación y espiritual parentesco, y para que conste lo firmo y de ello doy fe”. Francisco Jsh. del Aguila.
«En la Ciudad Mariana de Caracas, en 30 de Julio de 1783 años, el Doctor Juan Felix Jeres y Aristeguieta, presbítero, con licencia que yo el infrascripto Teniente de Cura de esta Santa Yglesia Catedral le concedí, bautizó, puso óleo y Crisma y dio bendiciones a Simón, José, Antonio, de la Santísima Trinidad, párvulo que nació el 24 del corriente, hijo legítimo de D. Juan Vicente Bolívar y de Doña María Concepción Palacio y Sojo, naturales y vecinos de esta Ciudad. Fue su padrino D. Feliciano Palacio y Sojo a quien se advirtió el parentesco espiritual y obligación. Para que conste lo firmo. Fecha ut supra» Bachiller Manuel Antonio Fajardo. (Rúbrica) Sacado de los libros parroquiales de la Santa Iglesia Metropolitana de Caracas, año 1783.
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La casa que Bolívar y Miranda escogieron para instalar en ella la Sociedad Patriótica era una de las más amplias de Caracas. Pertenecía a la familia Blanco, y se hallaba situada en la esquina de la calle designada todavía hoy con el nombre de La Sociedad y de la por largos años llamada de Las Gradillas.
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Entre todas las glorias de Bello, hay que tenerle en cuenta la de haber sido el primero en rendir homenaje al Precursor y en señalar su memoria al agradecimiento de sus compatriotas. La Oda a Miranda figura hoy en la página de honor de las Antologías Americanas:
Con reverencia ofrezco a tu ceniza
Este humilde tributo; y la sagrada
Rama a tu efigie venerable, ciño,
Patriota ilustre, que, proscrito, errante,
No olvidaste el cariño
Del dulce hogar que vió mecer tu cuna,
Y, ora blanco de las iras de fortuna,
Ora de sus favores halagado,
La libertad americana hiciste
Tu primer voto y tu primer cuidado.
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Probablemente en 1824 fue cuando Bolívar escribió, después de su ascensión al Chimborazo, el célebre Delirio, obra de verdadera inspiración romántica.
«Yo venía envuelto en el manto de iris desde donde paga su tributo el caudaloso Orinoco al Dios de las aguas. Había visitado las encantadas fuentes amazónicas y quise subir a la Atalaya del Universo. Busqué las huellas de La Condamine y de Humboldt : seguílas audaz : nada me detuvo : llegué a la región glacial; el éter sufocaba mi aliento. Ninguna planta humana había hollado la corona diamantina que puso las manos de la eternidad en las sienes excelsa del dominador de los Andes. Yo me dije: este manto de iris que me ha servido de estandarte ha recorrido en mis manos sobre regiones infernales : ha surcado los mares dulces : ha subido sobre los hombros gigantescos de los Andes : la tierra se ha allanado a los pies de Colombia, y el tiempo no ha podido detener la marcha de la Libertad : Belona ha sido humillada por los rastros de iris ¿y yo no podré trepar sobre los cabellos canosos del gigante de la tierra? Sí podré; y arrebatado por la violencia de un espíritu desconocido para mí, que me parecía divino, pasé sobre los pies de Humboldt, empañando aún los cristales eternos que circuyen al Chimborazo. Llego como impulsado por el genio que me animaba, y desfallezco a tocar con mi cabeza la copa del firmamento y con mis pies los umbrales del abismo.
«Un delirio febril embraga toda mi mete: me siento como encendido de un fuego extraño y superior :- Era el Dios de Colombia que me poseía.
«De repente se me presenta el tiempo bajo el semblante venerable de un viejo cargado de los despojos de la edades, ceñudo, inclinado, calvo, rizada la tez, una hoz en la mano.
«Yo soy el Padre de los siglos: soy el arcano de la fama y del secreto: mi madre fue la eternidad : los límites de mi imperio los señala el infinito : no hay sepulcro para mí, porque soy más poderoso que la muerte : miro lo pasado, miro lo futuro, y por mi mano pasa lo presente. ¿Porqué te envaneces, niño o viejo, hombre o héroe? ¿Crees acaso que el universo es algo? ¿Que montar sobre la cabeza de un alfiler es subir? ¿Pensis que habéis visto la santa verdad? ¿Imagináis locamente que vuestras acciones tienen algún precio a mis ojos? Todo es menos que un punto a la presencia del infinito que es mi hermano. Sobrecogido de un sagrado terror, ¿cómo ¡oh Tiempo! respondí, no ha de desvanecerse el mísero mortal que ha subido tan alto? He pasado a todos los hombres en fortuna, porque me he elevado sobre la cabeza de todos. Yo domino el Universo con mis plantas : toco al eterno con mis manos : siento las prisiones infernales bullir bajo mis pasos : estoy mirando de una guiñada los rutilantes astros : los soles infinitos : he visto sin asombro el espacio que encierra la materia; y en tu rostro leo la historia de lo pasado, y los libros del destino. Observa me dijo, aprende, conserva en tu mente lo que has visto, dibuja a los ojos de tus semejantes el cuadro del Universo físico, del Universo moral; no escondas los secretos que el cielo te ha revelado; dí la verdad a los hombres… la fantasma desapareció.
«Absorto, yerto, por decirlo así, quedé exánime largo tiempo, tendido sobre aquel inmenso diamante que me servía de lecho. En fin, la tremenda voz de Colombia me grita : resucito : me incorporo : abro con mis propias manos mis pesados párpados : vuelvo a ser hombre. y escribo mi delirio»
En el año del Señor, de mil ochocientos cuatro, en treinta y uno de Julio, siendo yo el Dor. Mariano Isidro Crespo. Cura Rector de esta santa Iglesia, bautisé solemnemente á ABDON Y SENEN, hijo legítimo del Contador Oficial Real Don Francisco Calderón y de Doña Manuela Garaicoa: fué su padrino el Prevendado Dr. Don. Mauricio Salasar; testigo Dn. Pablo Tomes y Manuel Montúfar, y lo firmo—MARIANO CRESPO.
Lucas Iglesias, Cura Rector de turno de esta Santa Iglesia Catedral, etc.
(en)
Certifico con juramento: que uno de los libros bautismales que corre a mi cargo, he encontrado a ff. 20, una partida del tenor siguiente: “En el año del Señor de 1827, en 29 de Octubre: hallándome yo el Doctor Don Juan Barbosa y Dávila de Cura Rector de esta Santa Iglesia Catedral de Santa Ana de Cuenca: bautizó solemnemente el Sor. Gobernador Eclesiástico y Vicario Capitular Dr. José Antonio Arévalo y Gutiérrez, a Antonio, Ma. Vicente, Narciso, hijo legítimo de D. Manuel Borrero y de Doña María Francisca Cortázar y Requena: su padrino el minorista Dn. Ramón Cortázar, por poder de su hermano Dn. Manuel Cortázar, sacristán mayor de esta Santa Iglesia; siendo testigos Dn. José Ma. Borrero y el Dr. José Antonio Marcos. Y para que conste lo firmo.- Juan Barbosa.”
Es copia fiel del original, al que en caso necesario me remito.- Cuenca 21 de Octubre de 1853.
(f) Lucas Iglesias.
PARTIDA DE NACIMIENTO DE
ANTONIO JOSE DE SUCRE
ANTONIO JOSE DE SUCRE
“En veinte días del mes de febrero de mil setecientos noventa y cinco años.- Yo, beneficiado, cura castrense don Francisco Josef del Aguila, certifico que con mi licencia y asistencia, el presbítero doctor Josef Cándido Martínez, Secretario de visita, bautizó solemnemente, puso óleo y crisma a Antonio Josef Francisco, hijo legítimo de don Vicente de Sucre y de doña Manuela Alcalá, el cual niño tenía diez y siete días: fueron padrinos el beneficiado don Patricio de Alcalá y doña Juana Jerónima de Sánchez a quienes advertí su obligación y espiritual parentesco, y para que conste lo firmo y de ello doy fe”. Francisco Jsh. del Aguila.
PARTIDA DE BAUTISMO DE
SIMON BOLIVAR
SIMON BOLIVAR
«En la Ciudad Mariana de Caracas, en 30 de Julio de 1783 años, el Doctor Juan Felix Jeres y Aristeguieta, presbítero, con licencia que yo el infrascripto Teniente de Cura de esta Santa Yglesia Catedral le concedí, bautizó, puso óleo y Crisma y dio bendiciones a Simón, José, Antonio, de la Santísima Trinidad, párvulo que nació el 24 del corriente, hijo legítimo de D. Juan Vicente Bolívar y de Doña María Concepción Palacio y Sojo, naturales y vecinos de esta Ciudad. Fue su padrino D. Feliciano Palacio y Sojo a quien se advirtió el parentesco espiritual y obligación. Para que conste lo firmo. Fecha ut supra» Bachiller Manuel Antonio Fajardo. (Rúbrica) Sacado de los libros parroquiales de la Santa Iglesia Metropolitana de Caracas, año 1783.
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La casa que Bolívar y Miranda escogieron para instalar en ella la Sociedad Patriótica era una de las más amplias de Caracas. Pertenecía a la familia Blanco, y se hallaba situada en la esquina de la calle designada todavía hoy con el nombre de La Sociedad y de la por largos años llamada de Las Gradillas.
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Entre todas las glorias de Bello, hay que tenerle en cuenta la de haber sido el primero en rendir homenaje al Precursor y en señalar su memoria al agradecimiento de sus compatriotas. La Oda a Miranda figura hoy en la página de honor de las Antologías Americanas:
Con reverencia ofrezco a tu ceniza
Este humilde tributo; y la sagrada
Rama a tu efigie venerable, ciño,
Patriota ilustre, que, proscrito, errante,
No olvidaste el cariño
Del dulce hogar que vió mecer tu cuna,
Y, ora blanco de las iras de fortuna,
Ora de sus favores halagado,
La libertad americana hiciste
Tu primer voto y tu primer cuidado.
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Probablemente en 1824 fue cuando Bolívar escribió, después de su ascensión al Chimborazo, el célebre Delirio, obra de verdadera inspiración romántica.
«Yo venía envuelto en el manto de iris desde donde paga su tributo el caudaloso Orinoco al Dios de las aguas. Había visitado las encantadas fuentes amazónicas y quise subir a la Atalaya del Universo. Busqué las huellas de La Condamine y de Humboldt : seguílas audaz : nada me detuvo : llegué a la región glacial; el éter sufocaba mi aliento. Ninguna planta humana había hollado la corona diamantina que puso las manos de la eternidad en las sienes excelsa del dominador de los Andes. Yo me dije: este manto de iris que me ha servido de estandarte ha recorrido en mis manos sobre regiones infernales : ha surcado los mares dulces : ha subido sobre los hombros gigantescos de los Andes : la tierra se ha allanado a los pies de Colombia, y el tiempo no ha podido detener la marcha de la Libertad : Belona ha sido humillada por los rastros de iris ¿y yo no podré trepar sobre los cabellos canosos del gigante de la tierra? Sí podré; y arrebatado por la violencia de un espíritu desconocido para mí, que me parecía divino, pasé sobre los pies de Humboldt, empañando aún los cristales eternos que circuyen al Chimborazo. Llego como impulsado por el genio que me animaba, y desfallezco a tocar con mi cabeza la copa del firmamento y con mis pies los umbrales del abismo.
«Un delirio febril embraga toda mi mete: me siento como encendido de un fuego extraño y superior :- Era el Dios de Colombia que me poseía.
«De repente se me presenta el tiempo bajo el semblante venerable de un viejo cargado de los despojos de la edades, ceñudo, inclinado, calvo, rizada la tez, una hoz en la mano.
«Yo soy el Padre de los siglos: soy el arcano de la fama y del secreto: mi madre fue la eternidad : los límites de mi imperio los señala el infinito : no hay sepulcro para mí, porque soy más poderoso que la muerte : miro lo pasado, miro lo futuro, y por mi mano pasa lo presente. ¿Porqué te envaneces, niño o viejo, hombre o héroe? ¿Crees acaso que el universo es algo? ¿Que montar sobre la cabeza de un alfiler es subir? ¿Pensis que habéis visto la santa verdad? ¿Imagináis locamente que vuestras acciones tienen algún precio a mis ojos? Todo es menos que un punto a la presencia del infinito que es mi hermano. Sobrecogido de un sagrado terror, ¿cómo ¡oh Tiempo! respondí, no ha de desvanecerse el mísero mortal que ha subido tan alto? He pasado a todos los hombres en fortuna, porque me he elevado sobre la cabeza de todos. Yo domino el Universo con mis plantas : toco al eterno con mis manos : siento las prisiones infernales bullir bajo mis pasos : estoy mirando de una guiñada los rutilantes astros : los soles infinitos : he visto sin asombro el espacio que encierra la materia; y en tu rostro leo la historia de lo pasado, y los libros del destino. Observa me dijo, aprende, conserva en tu mente lo que has visto, dibuja a los ojos de tus semejantes el cuadro del Universo físico, del Universo moral; no escondas los secretos que el cielo te ha revelado; dí la verdad a los hombres… la fantasma desapareció.
«Absorto, yerto, por decirlo así, quedé exánime largo tiempo, tendido sobre aquel inmenso diamante que me servía de lecho. En fin, la tremenda voz de Colombia me grita : resucito : me incorporo : abro con mis propias manos mis pesados párpados : vuelvo a ser hombre. y escribo mi delirio»
PARTIDA DE BAUTISMO
DE
ABDÓN CALDERON GARAICOA
DE
ABDÓN CALDERON GARAICOA
En el año del Señor, de mil ochocientos cuatro, en treinta y uno de Julio, siendo yo el Dor. Mariano Isidro Crespo. Cura Rector de esta santa Iglesia, bautisé solemnemente á ABDON Y SENEN, hijo legítimo del Contador Oficial Real Don Francisco Calderón y de Doña Manuela Garaicoa: fué su padrino el Prevendado Dr. Don. Mauricio Salasar; testigo Dn. Pablo Tomes y Manuel Montúfar, y lo firmo—MARIANO CRESPO.
PARTIDA BAUTISMAL
DEL SEÑOR DOCTOR
ANTONIO BORRERO CORTAZAR
DEL SEÑOR DOCTOR
ANTONIO BORRERO CORTAZAR
Lucas Iglesias, Cura Rector de turno de esta Santa Iglesia Catedral, etc.
(en)
Certifico con juramento: que uno de los libros bautismales que corre a mi cargo, he encontrado a ff. 20, una partida del tenor siguiente: “En el año del Señor de 1827, en 29 de Octubre: hallándome yo el Doctor Don Juan Barbosa y Dávila de Cura Rector de esta Santa Iglesia Catedral de Santa Ana de Cuenca: bautizó solemnemente el Sor. Gobernador Eclesiástico y Vicario Capitular Dr. José Antonio Arévalo y Gutiérrez, a Antonio, Ma. Vicente, Narciso, hijo legítimo de D. Manuel Borrero y de Doña María Francisca Cortázar y Requena: su padrino el minorista Dn. Ramón Cortázar, por poder de su hermano Dn. Manuel Cortázar, sacristán mayor de esta Santa Iglesia; siendo testigos Dn. José Ma. Borrero y el Dr. José Antonio Marcos. Y para que conste lo firmo.- Juan Barbosa.”
Es copia fiel del original, al que en caso necesario me remito.- Cuenca 21 de Octubre de 1853.
(f) Lucas Iglesias.
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