Hoy cúmplanse cuarenta años de que este destacado ciudadano y notable profesional fue incorporado al Cuerpo Médico de la República, en el que ha seguido prestando sus servicios ceñido inflexiblemente al código del deber. En esta larga trayectoria, el doctor Chacón Rumbea ha puesto de manifiesto las dos cualidades principales que otorgan el triunfo al que, por medio de los adelantos de la ciencia, contribuye a la defensa biológica de la humanidad: el estudio y la abnegación.
Acaso en ningún ramo del saber es necesario el estudio constante, afanoso de la medicina en sus diferentes ramos, puesto que ella se renueva y mejora día a día con nuevas prácticas y sorprendentes descubrimientos, que el profesional tiene que seguirlos paso a paso para el logro completo de sus nobles propósitos. Para ello, pocos tan capacitados como el doctor Chacón Rumbea, que desde muy joven destacose por su amor a la ilustración y a todas las manifestaciones de la superación intelectual. Poeta y escritor, en su mente aletearon los ensueños e la belleza, para ofrecerle momentáneos oasis de delectación espiritual en las duras realidades de la vida, en la que siempre hay que procurar poner un girón de azul en el cielo tempestuoso de casi todos los días.
Y en cuanto a la abnegación, no puede concebirse sin ella a quien se dedica a la carrera médica, puesto que esta no es sino un tenaz apostolado de bien, un sacrificio cotidiano en beneficio de los demás, un salvamento del prójimo en el naufragio persistente en el mar de las enfermedades. Así lo ha demostrado el doctor Luis Roberto Chacón Rumbea en todo momento y en todo lugar: en las provincias del Azuay, de Manabí, de Cañar, en donde su benéfica acción la ha ejercido con ciencia y caridad. Hoy, ya en el atardecer de una existencia bien empleada, en el remanso de su conciencia de médico se reflejará una estrella de paz y serenidad, que será la que le haga justicia, la única justicia que ha esperado.
VICTOR MANUEL ALBORNOZ
Acaso en ningún ramo del saber es necesario el estudio constante, afanoso de la medicina en sus diferentes ramos, puesto que ella se renueva y mejora día a día con nuevas prácticas y sorprendentes descubrimientos, que el profesional tiene que seguirlos paso a paso para el logro completo de sus nobles propósitos. Para ello, pocos tan capacitados como el doctor Chacón Rumbea, que desde muy joven destacose por su amor a la ilustración y a todas las manifestaciones de la superación intelectual. Poeta y escritor, en su mente aletearon los ensueños e la belleza, para ofrecerle momentáneos oasis de delectación espiritual en las duras realidades de la vida, en la que siempre hay que procurar poner un girón de azul en el cielo tempestuoso de casi todos los días.
Y en cuanto a la abnegación, no puede concebirse sin ella a quien se dedica a la carrera médica, puesto que esta no es sino un tenaz apostolado de bien, un sacrificio cotidiano en beneficio de los demás, un salvamento del prójimo en el naufragio persistente en el mar de las enfermedades. Así lo ha demostrado el doctor Luis Roberto Chacón Rumbea en todo momento y en todo lugar: en las provincias del Azuay, de Manabí, de Cañar, en donde su benéfica acción la ha ejercido con ciencia y caridad. Hoy, ya en el atardecer de una existencia bien empleada, en el remanso de su conciencia de médico se reflejará una estrella de paz y serenidad, que será la que le haga justicia, la única justicia que ha esperado.
VICTOR MANUEL ALBORNOZ
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