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SEÑOR DON ALFONSO RIVERA MARCHAN

Author: Teodoro Albornoz /

Muy sentida ha sido por la sociedad azuaya la muerte del irreprochable caballero señor don Alfonso Rivera Marchán.

Con tan luctuoso motivo, creemos oportuno dar algunos datos biográficos respecto a tan distinguido ciudadano y a varios de sus mas cercanos antecesores.

Por los años de 1775 a 1785, viene a establecerse en la ciudad de Cuenca el señor don Juan de Rivera y Veintimilla, quien poco antes había contraído matrimonio en la villa de Ambato con una señora de apellido Nates. Nativo de España y dotado de excelentes cualidades, pronto don Juan se hace estimar en su nuevo lugar de residencia, al que luego se vincula mas estrechamente por los hijos que aquí le nacen, a tal punto que él—como otros españoles que, tras las luchas de la Independencia, adoptan la nacionalidad gran colombiana y después la ecuatoriana—en la iniciación de la República es nombrado Gobernador del Azuay en Agosto de 1831, desempeñando ese alto cargo hasta Septiembre del año siguiente.

Su hijo don Baltasar Rivera Nates nace en Cuenca por los años de 1790. este personaje es uno de los próceres de la Independencia de los que puede ufanarse Cuenca con mas legítimo orgullo, pues su brillante actuación militar en la gesta de la libertad americana le da derecho a ocupar puesto prominente. De él ha hecho breve semblanza su sobrino, el señor doctor don Gonzalo Córdova Rivera, ilustre azuayo que ocupó la Presidencia de la República, a quien pertenecen los párrafos que siguen:

“El Coronel Rivera, muy joven, tomó las armas en la titánica campaña de nuestra Emancipación, en calidad de Teniente de ejército; y por su clara razón, por su marcial continente y por la audacia con que cumplía las comisiones militares, pronto llegó a granjearse el aprecio de Bolívar y de Sucre.

“Hizo la campaña del Perú con el ejército colombiano, y los campos de Junín y Ayacucho allí le vieron, joven impetuoso, en medio de esa brillante constelación de guerreros esclarecidos, como La Mar, Córdoba, Silva y otros adalides, de quienes mereció también sus simpatías.

“En la sangrienta jornada de Miñarica se batió gallardamente por la causa de la Libertad. Vencido, se le presentó el mismo día al General Flores; y este magnánimo magistrado y guerrero, lo trató con indulgencia y lo dejó en libertad, a pesar de que el Coronel Rivera fue cuñado del Jefe Supremo de la revolución, don José Félix Valdivieso.

“Combatió asimismo, por la causa de Marzo en el Tablón de Machángara, el 4de Junio de 1845.

“Fue Gobernador de esta Provincia en 1852, y dejó el puesto por no contribuir a la expulsión de los Jesuitas.
“Por todos estos servicios mereció nuestro compatriota el grado de Coronel efectivo del ejército.”

El Coronel Rivera Nates ejerce la Gobernación de la Provincia del Azuay, en reemplazo del Coronel Gabriel Urvina, desde Septiembre de 1852 hasta el 8 de Enero de 1853, en que le sucede el doctor Francisco Dávila.

El señor doctor Alfonso María Borrero Moscoso, que llegó a conocer al Coronel don Baltasar Rivera y Nates, lo describe en estos términos: “Ha quedado impresa en nuestra memoria su estatura alta y esbelta, sus facciones nobles y aristocráticas y su gallarda figura de militar valiente y atrevido.”

El Coronel Rivera y Nates, casado con una distinguida dama de Loja—doña Jacoba Valdivieso, hija de don Fernando Valdivieso y Carrera y de doña Francisca de Valdivieso y hermana del notable estadista Don José Félix Valdivieso—murió en Cuenca el 24 de Febrero de 1889, cuando estaba cercano a cumplir los cien años de edad.

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Del enlace matrimonial del Coronel Don Baltasar Rivera y Nates con la señora doña Jacoba Valdivieso y Valdivieso, procede su hijo Don Benigno Rivera y Valdivieso, quien también sigue con todo lucimiento la carrera militar, hasta llegar a obtener grado igual al de su padre, estos es, el de Coronel de ejército.

Como Don Benigno Rivera Valdivieso cuenta con valiosas propiedades en la parroquia de Soria—el fundo del mismo nombre y los de Masar y Santo Tomás-, perteneciente entonces a la Provincia del Azuay, reside con bastante frecuencia en aquellos lugares, que, conociéndolos bien y sabiendo sus recursos naturales, cree que deben formar una nueva entidad territorial para su mayor y mas rápida prosperidad. Desde entonces, trabaja con todo entusiasmo para conseguir su propósito, poniendo en actividad no solo su influencia política y social, sino los medios económicos necesarios. Durante el gobierno del General Ignacio de Veintimilla logra ver convertidos en realidad sus anhelos al crearse la provincia de Cañar, señalándole como capital la ciudad de Azogues e integrándola con importantes territorios desmembrados del Azuay.

El cantón de Azogues, por medio de su I. Municipalidad ha rendido su tributo de admiración y gratitud para con el Coronel Don Benigno Rivera Valdivieso, dando su nombre a una de sus parroquias—precisamente a Soria, en la que estuvieron sus haciendas-, a una plaza y a una calle de la ciudad de Azogues y colocando su retrato en lugar de honor en el Salón Municipal.

El Coronel Rivera Valdivieso contrae matrimonio con la señora doña Ignacia Marchán García, nacida el 2 de Agosto de 1838 e hija del señor José Antonio Marchán y de doña María García Veintimilla.

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Hijos del Coronel Benigno Rivera Valdivieso y de la señora Ignacia Marchán García, los señores Benigno y Alfonso Rivera Marchán contraen matrimonio en la ciudad de Azogues con las distinguidas señoras doña Griselda y doña Isolina Novillo Quevedo, respectivamente.

El señor don Alfonso Rivera Marchán habita por algunos años en Azogues consagrado a sus negocios particulares; pero luego resuelve trasladarse con su familia a su ciudad natal de Cuenca, en la que permanece hasta la muerte, ocurrida el 19 de Mayo de este año de 1960, a los ochenta y un años de edad.

Hijos de don Alfonso Rivera Marchán y de su esposa doña Isolina Novillo Quevedo son los prestantes miembros de nuestra sociedad: don Alfonso, casado con doña María Luisa Hermida; don Enrique, casado con doña Carmel Ugarte Córdova; doña María Luisa, casada con don Rafael Báez Donoso; y doña Guillermina, casada con don Gonzalo Polo Toral.

Estas líneas quieren ser el homenaje sencillo y respetuoso que consagro a la memoria del señor don ALFONSO RIVERA MARCHAN, cuyas dotes de afabilidad y cortesía hacínalo digno de su prosapia, de la que le venían, como la mejor herencia, la simpatía espiritual que irradiaba y el porte caballeroso, que en él traducíase en las excelencias de la bondad y del decoro en todos sus actos.

La sempiterna paz lo acompañe.

VICTOR MANUEL ALBORNOZ

Cuenca, 1960

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