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EVANGELIO Y VERDAD

Author: Teodoro Albornoz /


Así se titula la obra que acaba de publicar el distinguido y abnegado religiosos de la Orden Dominicana Rdo. Padre Gonzalo de Jesús Amoroso. Evangelio y Verdad, dos palabras que acaso implican redundancia, puesto que, en el fondo, son sinónimas, ya que el Evangelio es la suprema Verdad, en razón de que allí se contiene la esencia de la doctrina cristiana dicha por el mismo Hijo de Dios. El Evangelio acerca de la Divinidad, pues comunica con Cristo que desde esa tribuna, erigida por su amor y regada con su sangre, dicta su palabra de enseñanza, que es también palabra de mandato para seguir la senda iluminada del bien.

Un gran poeta cuencano –Remigio Tamariz Crespo—resumió en un solo verso las alternativas de grandeza y pequeñez del hombre en el transcurso de su paso por el mundo:

La vida!....¿Qué es la vida?:

el eterno poema del vuelo y la caída.

He ahí la tragedia que se cierne sobre los días de permanencia en la tierra: volar y caer, el ansia de superación que con frecuencia se hunde en la vorágine, la lucha permanente que muchos sostienen por mantenerse en alto y el fracaso del intento en la gran mayoría, si es que la voluntad no cuenta con la fuerza suficiente para triunfar.

¿Por qué hay tanta dificultad en el logro del buen propósito, en tanto que es fácil el descenso hacia el abismo? Un pensador moderno lo explica en pocas palabras: “La caída de la gracia, la impulsión atávica, el llamado de la selva, el escozor de la carne, todo ello, no es otra cosa que ausenta de Eternidad.”

Esto es cierto. Se vive pendiente solo de los halagos del presente, sin atenerse a su fugacidad. Se vive a prisa, casi sin discernimiento para escoger lo que conviene. Es mas, acosados por la vacuidad reinante, se rehusa hundir el pensamiento en la meditación serena y profunda para elegir el camino seguro, porque se tiene miedo de internarse en el tiempo sin medida de la Eternidad, de esa Eternidad feliz a la que todo ser humano debiera aspirar, poniendo empeño en conseguirla, para que en él se cumpla la promesa de la bienaventuranza sin término.

Tender a tan loable fin es lo que se propone el Padre Amoroso en esta obra, cuyos cincuenta y dos capítulos corresponden al Evangelio de todos los días domingos del año, haciendo ágil y provechoso comentario de las enseñanzas salvadora que del Nuevo Testamento se derivan.

Como por desgracia las doctrinas del Divino Maestro, si bien conocidas, pocos lo llevan gravadas en el corazón con el fuego necesario para inducir a practicarlas, no hay duda que este libro hará mucho bien en quienes, acaso por motivos fútiles, andan lejos de las sendas señaladas por Cristo, o, peor aún, han caído en la peligrosa sima de la indiferencia.

El Padre Amoroso no recurre a las sutilezas de la hermenéutica. Ñla excelsa claridad del Evangelio la difunde con el arte exquisito de la sencillez, con el modo suave de la llaneza que es el vínculo mas adecuado para llegar a todos, entrándose por los vericuetos de la conciencia como en vientecillo blando que la refresca y alivia las heridas. Qué regalo mejor para el alma ansiosa de quietud y certidumbre que la palabras del Señor del Consuelo y la Misericordia le lleguen, por medio de este distinguido religiosos, explicadas o explanadas, para entender a fondo su sustancia, para meditarlas con intensidad, para que se adentren a lo mas íntimo del pecho y allí libren batalla con el mal al fin alcancen su vencimiento.

Esta obra sacude las alas del espíritu. Con ella, el Padre Amoroso podrá seguramente avivar las creencias en quienes las mantienen incólumes o despertar la fe dormida en los que solo necesitan de una llamada eficaz; pero su triunfo será –así es de esperarlo—que las almas en tinieblas acojan reverentes las enseñanzas que difunde –que son las del mismo Dios—para que reciban el don de la gracia y se enciendan en fervor que les haga obtener el reinado definitivo de la Luz en plenitud.


VICTOR MANUEL ALBORNOZ

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