Amigos

LAS CHOLAS

Author: Teodoro Albornoz /


Alas personas que visitan el Azuay les llama la atención el tipo predominante en la mujer azuaya de la clase social que constituyen las cholas, esto es – ateniéndose a la definición académica- las mestizas de Europa e India. En su mayoría, ya no poseen ojos rasgados delatando el origen asiático de sus antepasados los indios puros; el color de su tez se ha aclarado y es casi blanco; su mismo andar se diferencia del de los indígenas sin mezcla de sangre distinta, que todavía caminan casi sin asentar los talones. Es decir, que en la chola azuaya prevalece ya la sangre europea, lo cual no puede conseguirse sino a través de muchas generaciones.

En efecto, su inmenso mestizaje data, en gran parte de ellas, desde la época misma de la Conquista, según lo evidencian los antecedentes históricos.

Uno de los principales cronistas de Indias – López de Gómara- proporciona interesantes detalles de las desavenencias entre Huáscar y Atahualpa, que vinieron a culminar con el triunfo del último. Dice Gómara que Atahualpa “venció una y más veces a los cañares, con tanta matanza de gentes, que aún hoy día hay grandes montones de huesos de los que allí murieron: entonces metió a cuchillo sesenta mil personas de los cañares, y asoló a Tomebamba, pueblo grande, rico y hermoso.”

El rencor que los cañares guardaron por las crueldades de Atahualpa, hizo que cuando los españoles llegaron a la región que habitaban los recibieran con júbilo, no sólo sin oponer resistencia, a pesar de ser una raza guerrera, sino viéndolos como sus más eficaces protectores. Así lo demostraron al aliarse con ellos, acompañando a Sebastián de Benalcázar y sus tropas en su marcha hacia el norte y participando en la lucha.

La amistad hispano-cañare obró poderosamente como factor genésico. Cieza de León – el más veraz de los cronistas españoles, que estuvo en Tomebamba por esa época, años antes de que en este mismo lugar se fundara la ciudad de Cuenca – da los siguientes significativos detalles: “La gran falta que los cañares tienen de hombres y abundancia de mujeres es por la causa de la gran crueldad que hizo Atabalipa en los naturales de esta provincia a l tiempo que entró en ella, después de haber en el pueblo de Ambato muerto y desbaratado al capitán general de Guáscar inga, su hermano, llamado Atoco. Afirma que, no embargante que salieron los hombres y niños con ramos verdes y hojas de palma a pedirle misericordia, con rostro airado, acompañado de gran severidad, mandó a sus gentes y capitanes de guerra que los matasen a todos; y así fueron muertos gran número de hombres y niños. Por lo cual los que agora son vivos dicen que hay quince veces más mujeres que hombres….” Agrega Cieza de León que las mujeres cañares “son hermosas y no poco ardientes, amigas de españoles.

El mestizaje fue, pues, intenso y abundante, teniendo mayor proporción, ciertamente, en algunos lugares de la región cañare, sobre todo en la propia Tomebamba, donde buen número de españoles de los que allí llegan a órdenes de Benalcázar se ponen a sacar oro de las minas del Espíritu Santo, en Baños. Lo mismo sucedió en las tierras que alegra y baña el hermoso río Santa Bárbara, como lo hace saber el primer Libro de Cabildos de la Ciudad de Quito al referir que muchos españoles abandonaron esa ciudad para ir a lavar el oro en los placeres del mencionado río, a cuyas orillas se formó el pueblo de Gualaceo con los que iban en búsqueda del rico metal y lo hallaban –refieren- en tal cantidad que a veces salía más oro que arena en la batea que introducían en las mansas aguas.

A tales circunstancias se debe, sin lugar a duda, que los descendientes de los españoles y de las mujeres cañares que con ellos se juntaban se distingan por la belleza de sus rasgos físicos y también por lo vistoso del atavío que tradicionalmente lucen, en graciosa combinación de colores que sirven para realzar la gracia con que lo llevan.

En Cuenca, en Gualaceo, en Chordeleg, Pamar y otros puntos del Azuay no es raro ver cholas donairosas y muy guapas, de grandes ojos negros o aún azules, nariz aguileña y esbelto cuerpo, en clara demostración de su magnífico mestizaje.

0 comentarios:

Publicar un comentario