Amigos

Sr. Dr. D. Tomás Rendón.

Author: Teodoro Albornoz /

J.M.J.D.
Arequipa, Junio 20 / 893.
Cuenca
(Ecuador)

Mi muy querido y estimado amigo:
No es decible el placer que me causa sus ansiadas cartas. Le escribo en vista de su última, fecha 31 de Mayo, que recibí anteayer: U. ve que no tardo mucho en contestarle, á pesar de hallarme muy atareado por mi cargo y por los trabajos que se han emprendido para refaccionar este templo y reedificar una Capilla de San José.

Pienso que no es exacto el que se hubiesen perdido sus cartas; han llegado todas, aunque tarde. Si yo, en mis contestaciones no siempre hago mención de sus cartas, atribúyalo U. más bien a la pequeñez de mi cabeza, donde apenas caben tantas y tantas cositas consiguientes a mi empleo y a las raras circunstancias en que lo ejerzo. Casi puedo asegurarlo sin exageración que, a pesar de tener 30 religiosos, yo soy á la vez portero, cocinero, sacristán, maestro de novicios, sobrestante, confesor, predicador, profesor de lenguas, procurador y criado del convento, fuera de otras cosas:; tales son las excepcionales circunstancias de una Comunidad que trata de reformarse! Ahora juzgue U. si será imposible que me olvide del detalle de una carta, y perdóneme.

Atendidas mis múltiples atenciones, pueden con razón no querer “arrendarme mi colocación” los RR. PP. de Cuenca; pero no porque estemos aquí peor que allá, respecto del Gobierno o del pueblo. Muy al contrario, Arequipa es tan religiosa ó quizá más que Cuenca, y es mucho lo que me estima y favorece; sólo le diré que, en un solo año, y á pesar de que este convento pasa por rico, he obtenido en solas limosnas para ayuda de los trabajos cerca de ($ 8.000) ocho mil sucres ó soles, con los cuales se ha enmaderado el piso de la iglesia, estucado sus techos y paredes y fabricado un hermoso altar mayor “et nondum est finis”

Mucho le agradezco, Doctor, por haber cumplido con mis recomendaciones. No sé como puedan quejarse mis amigas morlacas de mi silencio: yo les contesto siempre que puedo.

Lo que Veneziano les ha dicho de mazones etc, no pasa de ser un temor. Es cierto que en el Perú abundan las logias y que ellas desearían suprimirnos; pero esto no lo verán en días de vivos, porque aún es católico el pueblo.

Creo imposible ya conseguir la biografía de S. Martín y más libros que U. me ha encargado; pues en ninguna de las librerías hay, ni aquí ni en Lima, ni vienen, á pesar de haberlas hecho pedir; Seguiré buscándolos, por sí los halle después.

Termino agradeciéndole repetidas veces por sus hermosas cartas y más hermosos sentimientos y suplicándole no deje de escribírmelas á menudo, porque son mi mejor descanso y consuelo.

Su aftimo. Amigo y capellán

Fray Vicente M.. Caicedo

Prior O.P.
J.M.J.
D.

Loja, Marzo 21 de 1906.


Sr. Dr. D. Tomás Rendón.

Cuenca.


Estimadísimo é inolvidable amigo:


Aprovecho del respiro que me concede la vacación, debida al cumpleaños del Rmo. Sr. Administrador Apostólico, para dirigir a U. algunas líneas en testimonio de mi recuerdo, tan vivo como mi cariño.

¿Qué tal de salud? Desde su estimable de 30 de Dbre. Último, no he vuelto á recibir letra suya, no obstante desearla con vivas ansias. Espero, sin embargo, que no habrá tenido más novedad que la que todos estamos sufriendo: radicalismo y hambre. Lo que me dice U. en su anterior, respecto de la vista, cuya debilidad le ha obligado á retirarse de la redacción de “El Eco del Azuay” me aflige mucho, ya por el valiosísimo contingente de que pierde así la buena causa. Pero, pues Dios lo dispone, así convendrá: resignémonos, y supla la oración a la pluma.

En cuanto á mí, sigo abrumado de quehaceres y con regular salud. He adquirido sí una máquina de escribir, la misma que me sirve para ésta, y que pongo á su disposición.

D. Agustín Carrión me encarga corresponderle á su saludo, agradeciéndoselo.

Que N. S. me lo conserve bueno, es el más cordial deseo de

su afmo. amigo y Capellán,


Fr. Vicente M. Caicedo, O. P.










Loja, Sbre 15 de 1905.


Sr. Dor.
D. Tomás Rendón.

Cuenca.


Mi muy respetado y querido amigo:


Indecible es el placer que experimento al leer las cartas y producciones literarias del “Consabido” amigo y escritor de mis preferencias. No necesito, pues, que esas producciones, pasadas de mano en mano, nos han procurado á los afortunados lectores verdadero solaz, arrancándonos, en cambio, unánimes aplausos.

Siga, querido amigo defendiendo a la Religión y la Patria y pulverizando a los enemigos de entrambas, con esa invencible y hercúlea maza que U. sabe tan bien manejar. Así merece U. bien de Dios y de los hombres.

Mucho me alegro que el editor del “Eco del Azuay” lo haya comprometido a U. á colaborar en hoja tan valiente y patriótica; y aún antes que U. me lo refiriera ya lo había yo sospechado por la lectura de varios artículos sesudos, eruditos y literarios. Esto prueba, por otra parte, que el Sr. Peña cumple la promesa de enviarme su periódico puntualmente, de lo que le estoy agradecido.

El Sr. D. Agustín Carrión corresponde agradecido á sus finos recuerdos.

Lo que hace á mandar algo al “Eco”mucho me agradaría; pero me dificultan mis circunstancias, en especial las recargadas ocupaciones que sobre mí gravitan, por estar aquí nada más que con un compañero.


Consérvese U. bien y mande siempre en su adicto y afmo. amigo


Fr. V. M. Caicedo, O.P.











Loja, Enero 4 de 1904.


Sr. Dr. Tomás Rendón

Cuenca.


Mi estimado y consabido amigo:

Gratísimo es para mí expresarle, en los comienzos del nuevo Año, mi más vivo deseo porque, durante él, goce U. de esa paz del alma y de esa dulzura de la virtud que forman, en este mundo, la antesala de la eterna felicidad.

Mucho le agradezco, así por su afectuosa carta, como por las “Décimas” de Ricardo Ají, inspiradas por la más justa indignación, secundum illud: “facit indignatio versus”, décimas que son aquí el regocijo de cuantos lo van leyendo y excitan la curiosidad respecto de quién será el tal Ají, tan sazonado y picante.

El Sr. Ag. Carrión bien a descifrado el seudónimo de Tirso, y antes de explicárselo yo, me participó ya, en nombre, de esa alma pagana en cuerpo cristiano, que decía Vivar, los magníficos consejos que tan oportunamente me daba y que los aprovecharé.

Sírvase U. dar, en mi nombre, a nuestra excelente amiga la Sa. Rosario Carrión el más feliz Año nuevo y agradecerle por su visita que, en representación de ella, me hizo su sobrino.


Quedo de U. siempre afmo. amigo y capellán


Fr. Vicente. M. Caicedo, O.P.



Loja, Abril 23 de 1905.


Sr. Dor.

D. Tomás Rendón.

Cuenca.


Mi caro y distinguido amigo:


Tuvo U. la amabilidad de saludarme, con una fina tarjeta, para el día de San Vicente; más los quehaceres de Cuaresma no me han permitido contestarle hasta hoy, día de Pascua, en que, junto con mi gratitud le envío la más cumplida felicitación por esta alegre fiesta, cuyo eco deseo resuene sin cesar en su corazón.

Yo sigo, a Dios gracias, bien en salud, pero tan poco avenido con los golpes de mi cargo, que sólo los soporto pensando expiar así mis culpas.

Ello es, mi querido amigo, que doquiera hay cruces; y sólo la fe preste fuerzas para llevarlas a cuestas. ¿Cuándo nos acabarán cruz y fe, y entonaremos un eterno “Aleluya”?

Consévese U, caro amigo, muy bien y no olvide que en estas lejanías, tiene un afmo. y muy adicto y amigo y capellán



Fr. Vicente M. Caicedo, O.P.









Arequipa, Febrero 6 de 1893

Sr. Dr. D. Tomás Rendón
Cuenca (Ecuador)

Mi muy querido y apreciado amigo:

Su ansiada del 11 de Enero, que recibí por este último correo, me ha sacado de un purgatorio de angustias y temores y proporcionado no pequeño placer.

Mucho me duele que se hayan perdido dos cartas suyas, tesoros valiosísimos para mí; pero no quiero hacer duelos en ocasión de tamaño gozo: reparemos el mal, escribiéndonos con más frecuencia.

Patraña es, y muy maligna, propia sólo de calumniadores, la noticia que le han dado a U. taita Zoina y Cia. de no sé qué expulsión y consecuente secularización mía. Sin duda eso se querrían mis enemigos, y como “ex abundantia cordis os loquitur”, no trepidaron en divulgar tan infame nueva. ¡ Perdóneles Dios, como los perdono yo!- Lo que hay de cierto es que toda la ciudad, aristocracia y pueblo, no sólo me estima en alto grado, sino que me idolatra; en prueba de ello 1° me hacen predicar los sermones de más bombo y solemnidad, 2° me obligan á darlos varios de ellos á la estampa- pronto le mandaré á U. dos sermones más, impresos-, 3° me hacen cuantiosos obsequios en dinero para refaccionar mi iglesia y convento, ascendiendo la suma de limosnas hasta ahora colectadas, a más de 1500 sucres, cosa que no ha pasado con otros Priores y de que todos se asombran, teniendo en cuenta, además, que soy extranjero y que no estoy aquí sino 9 meses: con dicha limosna se ha pavimentado con madera todo el piso del templo y se está estucando las bóvedas y haciendo el Altar Mayor, obras todas que ninguno de mis predecesores osó emprender en muchos años; 4° en fin, la prensa local, y aún la de Lima, no cesa de quemarme algunos granos de inciensos en todas ocasiones.- Tocante a los PP., no hay duda que uno que otro, y de vez en cuando, me da motivos de malestar; pero ni son la mayoría, ni es esto más que un rato, ni llegan jamás a la insubordinación supuesta por el P. Zoina, ni finalmente pueden, aún en el caso de quererlo, arrojarme así de buenas á primeras; porque, además del derecho, tengo en mi favor la autoridad eclesiástica y civil, como que son mis amigos el Sr. Obispo y el Sr. Prefecto, y luego la turba de beatas que confieso, y el pueblo todo que casi forman un motín por impedir mi marcha á Lima cuando me eligieron allá Prior) ¿piensa U. que permitirían se me veje é insulte como soñó el P. Zoina?.....

Pero basta: tontería es dar tanta importancia á un desahogo ruin. Más vale decir, parodiando á Marcial:


“Rumpitur invidia Zoina, carissime fhorna,
Quid me Perú dilijit, rumpitur invidia.
Rumpitur invidia, quos turba semper in onni
Monstramur digito, rumpitur invidia.

Rumpitur invidia, quod amamur quodque probamur:
Rumpatur quioquio rumpitur invidia.”

Me alegra que U. se halle con la buena salud de siempre; pero me aflige que le persiga la mala suerte de siempre…. Me maravilla cómo el Dr. C. haya olvidado tanto los altos méritos que él mismo reconocía en U. ¡Desengaños de la vida!..... ¡Levantémonos sobre este conjunto de ingratitud y engaños que llamamos mundo, y busquemos la realización de nuestro ideal y el premio de nuestros méritos en Dios!

Seguiré buscando afanoso la obra de Camus y la Biografía de S. Martín, para conseguir esta última, pienso escribir a Chile, pues en el Perú jamás se venden obras chilenas, desde la guerra. Espero habrá recibido ya á la hora de esta el pequeño Diccionarito hispano-greco-latino que tanto lo ha entusiasmado; le suplico me avise, pues me sería sensible que no llegase a sus manos; ; fue certificado.

Muy mucho pido diariamente al Señor por su felicidad, especialmente espiritual, y tengo la seguridad de que ésta la hallará U. en la santa confesión y comunión que hará sin duda en esta Cuaresma: ¿no es verdad? Ello es mi mayor anhelo: ¡Dios se lo facilite!

Una súplica. Dígnese hacer, á mi nombre una afectuosa visita á la Sra. Natalia Machuca é hijas, de quienes no he recibido contestación ya tantos meses, quizá porque les han dicho las mentiras que a U.

Salude también a los que preguntan por mí.

Entre los ejemplares de mi sermón que envié por su medio a varios amigos de allá, fue uno para la Sra. Manuela Toral de Jaramillo, quien dice que no ha recibido: ¿será una equivocación de U.? ------
Cuente U. Siempre con su adicto,
aftmo. amigo y capellán

Fr. Vicente Ma. Caicedo, Prior O.P.

P.D. Le incluyo el recorte de un periódico, publicado anteayer, para que se convenza U. y haga leer á aquellos Padres que yo soy todavía Prior y no muy malquisto. Es preciso que yo ni conozco siquiera á los que escriben en dicho periódico.
Ambato, Abril 3 de 1892

Sr. Dr. D. Tomás Rendón.

Cuenca.

Inolvidable amigo y Señor:

Mucho agradezco a U. por el consejo que me da en su muy estimable carta, consejo de que pienso aprovecharme bien pronto.

He buscado por todas partes los dos libros que U. desea conseguir, mas no he logrado encontrarlos. Espero los hallaré en el Perú.

Por ahora, acepte U. el librejo de las obras de Horacio que le remití por correo; es viejo y U. posee de él muchos ejemplares; sin embrago, por librito manual y de su autor predilecto, quizá no le sea enteramente inútil. ¡Ojalá pudiera hacerle un obsequio más digno, que patentizase de algún modo mi cariño y gratitud para con U.!

Yo me hallo algo mejor de salud, y, esta misma tarde, voy á empezar a predicar en la iglesia matriz un curso de Ejercicios, por habérmelo suplicado el Sr. Cura.

Dígnese hacer una visita en mi nombre á la Sra. Natalia Machuca y sus hijas, encomendándoles pidan a Dios para que dichos Ejercicios sean provechosos.

Salude también al Sr. Dr. Luis Cordero y avísele que cumplí con su encargo de visitar al Dr. Adriano Cobo.

Cuánto siento yo por U., mi mejor amigo, no es preciso que yo lo pondere. Pero me queda el consuelo de verlo otra vez en la Patria bienaventurada, á la cual, pido al Señor, lleguemos juntos, para no separarnos más.

Adiós, estimadísimo amigo; disponga U. siempre de

Su a.s.s. y Capellán

Fr. Vicente Ma. Caicedo, O.P.


P.D. Suplico á U. se digne despachar á su destino la inclusa, que yo no puedo enviarla directamente por ciertas razones.

Arequipa, 13 de Junio de 1892.


Sr. Dr. Tomás Rendón.


Cuenca.

Queridísimo amigo:


Espero se halle U. disfrutando de perfecta salud, como la disfruto yo, gracias a Dios.

Las múltiples atenciones de mi Priorato me han privado este tiempo del placer de escribirle. Hoy mismo apenas puedo hacerlo á vuela pluma, feliz de saludarle siquiera, ya que describirle minuciosamente mi actual situación, por cierto más ventajosa que antes, me reservo para otro correo.

Con éste le envío, certificados y bajo el sello del Cónsul Bolivariano, mi amigo 16 ejemplares de un sermoncito mío, insignificante sí, pero que se ha publicado sin embargo por empeños de amigos á quienes nada se puede negar. Usted disimulará lo que en él halle de reprensible, y me indicará para evitarlo en adelante.

De los 16 ejemplares, uno es para U., y los demás van dedicados a varias personas, cuyos nombres están escritos en la portada y á quienes se dignará U. bondadosamente hacer entregar.

¿Qué novedades hay por esos mundos? Aquí se dice que están en revolución: ¡Dios no lo permita!

Al Dr. Cordero, felicitándole por la Presidencia, suplíquele a mi nombre que se digne enviarme siempre el Diario Oficial de su gobierno.

De U. aftsmo. amigo

Fr. V. Ma. Caicedo

Prior O.P.

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